Blair se resiste a ceder soberanía a Europa
Merkel negocia con Brown los poderes del futuro ministro de Exteriores de la Unión
La canciller alemana, Angela Merkel, sorprendió ayer a muchos dirigentes al optar por negociar directamente con Gordon Brown, que no asiste a la cumbre, los asuntos que impiden que el Reino Unido acepte el tratado de reforma que debe acabar con la crisis institucional de la UE. La dirigente alemana, la primera en llegar a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que ayer empezó en Bruselas, mantuvo una conversación telefónica de más de media hora con Brown, probable sucesor de Tony Blair. El otro frente que permanece abierto es el que mantienen los dirigentes polacos, los gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski, que volvieron a reiterar su amenaza de vetar el acuerdo si no se debate su propuesta sobe el sistema de votación.
Los dirigentes británicos amenazan con rechazar el tratado de reforma que propugnan Alemania y una amplia mayoría de países porque estiman que limita su soberanía, especialmente por los poderes que confiere al ministro de Exteriores de la UE, la aplicación de la Carta de Derechos Fundamentales y los acuerdos sobre cooperación judicial en materia penal.
El propio primer ministro británico reiteró ayer a la entrada en el Consejo que "va a ser una negociación muy dura". "Claro que tenemos que hacer más eficaz la UE", añadió, "porque hemos doblado el número de socios, pero para que esto sea posible debemos aprobar cuatro cosas". La víspera había identificado estos puntos: "No aceptaremos un tratado que incluya una Carta de los Derechos Fundamentales que implique modificar la ley británica, no aceptaremos ningún cambio en los papeles de nuestra política exterior y nuestro ministro de Exteriores, y no aceptaremos abandonar el control del common law [legislación fundada en la jurisprudencia y el derecho consuetudinario] ni de nuestro sistema judicial y policial".
Al final de la cena que reunió anoche a los jefes de Estado o de Gobierno de la UE, Merkel dijo: "No podemos decir todavía si el acuerdo será posible". Pero precisó que ése tampoco era el objetivo del encuentro. "Lo que se ha visto es la voluntad de todos de realizar esfuerzos para alcanzar un acuerdo". Señaló que el clima había sido amistoso y abierto, y que durante la madrugada analizarían las posiciones de cada país, pues aún quedan "cosas complicadas" por aclarar. El presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, admitió que la primera ronda de negociaciones había sido "dura".
Son los poderes del ministro de Exteriores de la UE los que más inquietan al Reino Unido. Fue el propio Blair el que recomendó la víspera a Merkel que negociara directamente con Brown, que es quien está detrás del endurecimiento de Londres. Los británicos no aceptan que se llame ministro, por las connotaciones que tiene este título con el de un Estado o súper Estado, ni quieren que presida el Consejo de Exteriores de la UE y, sobre todo, rechazan que al mismo tiempo sea vicepresidente de Comisión Europea, lo que supone el control del servicio exterior de la UE.
Brown no quiere que el ministro de Exteriores de la UE "lleve dos sombreros" por su pertenencia al Consejo y a la Comisión, lo que le confiere un poder extraordinario. Actualmente, la jefatura de la diplomacia europea la ejerce el Alto Representante para la Defensa y Seguridad Común (PESC), Javier Solana.
"Londres teme que un ministro de Exteriores de la UE, con una potente red diplomática propia, pueda a la larga devaluar el papel del ministro de Exteriores británico", señala una fuente comunitaria. Reino Unido es uno de los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, junto a Francia, EE UU, Rusia y China, con derecho de veto de las resoluciones. Una remodelación del Consejo más ajustada al nuevo mundo, que incluya a algún representante de África o América Latina, podría también dar entrada a un representante de la UE. Brown recela también de que el ministro de Exteriores europeo pueda convertirse en representante ante el Fondo Monetario Internacional y el G-8.
Reino Unido, además de sus tradicionales discrepancias con la UE en clave de equilibrios internos de las instituciones comunitarias, insiste ahora en señalar su preocupación porque un excesivo poder del ministro de Exteriores de la UE pueda ensombrecer el papel del presidente del Consejo, que de manera estable deberá presidir la Unión durante dos años y medio.
Fuentes comunitarias subrayaron ayer que "la propuesta alemana ya ha devaluado las funciones del responsable de Exteriores de la Unión, que ya no se llamará ministro". Y reiteraron que las decisiones de política exterior de la UE se decidirán por acuerdos intergubernamentales y "por unanimidad". La posición de la presidencia tampoco es pacífica con la Comisión, que teme perder su poder en la representación exterior. El documento alemán establece que "la Política Exterior y de Seguridad Común será aplicada por el [ministro] de Exteriores de la Unión y por los Estados miembros de conformidad con los tratados".
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