Al Fatah corta toda relación con los islamistas

"Al Fatah no tendrá relación a ningún nivel con Hamás". Azzam al Ahmed, miembro del comité central y hasta hace pocas fechas viceprimer ministro del Gobierno de unidad nacional, resumió así la decisión de su partido de romper lazos con sus rivales. "No habrá diálogo o reuniones mientras Hamás no ponga fin al golpe militar en Gaza", asegura un comunicado de la dirección de Al Fatah. No es demasiado sorprendente porque era ésta una de las exigencias de la Administración estadounidense para reanudar las ayudas financieras al nuevo Gobierno designado en Ramala (Cisjordania) por el presidente, Mahmud Abbas.

Al margen de que la mayoría de expertos piensa que el golpe lo ha ejecutado el presidente -al eliminar tres artículos de la Constitución para permitir así que el nuevo Ejecutivo pueda ejercer sus funciones más allá de los plazos marcados por la Ley Básica Palestina para los Gobiernos de emergencia-, la reacción de Hamás a esta ruptura incide donde más puede doler a Al Fatah. "Estamos sorprendidos por las voces que prohíben discutir con nosotros mientras se permite discutir con Israel. Estamos preparados para un diálogo nacional responsable", apuntó el dirigente islamista Jalil Al Haya.

Mohamed Dahlan -jefe de los cuerpos de seguridad derrotados en Gaza, mientras él y su familia pasaban varias semanas en Egipto lejos de los combates- fue más lejos. "La toma del poder por Hamás es una nueva ocupación", afirmó este dirigente, acorralado por infinidad de colegas de su partido que han pedido su cabeza.