Juicio contra un anciano que intentó matar a una empleada de un ambulatorio
El acusado declaró que "fue como un espejismo", pero la víctima explicó que "si no se me aparece la Virgen, me clava el cuchillo". Dos maneras distintas de referirse a una historia de soledad y desesperación ocurrida la víspera de Reyes de 2006 en Viladecans. Ayer se juzgó en la Audiencia de Barcelona.
Pedro G., que entonces tenía 75 años, salió un día más de su domicilio con un cuchillo de cocina de 12 centímetros de hoja. A su hija no le sorprendió, "porque tiene muchos pájaros y les corta hierba en el campo para darles de comer". Pero ese día no se llevó a las aves, sino que se dirigió al Centro de Asistencia Primaria. Con una mano se apoyaba en el bastón y con la otra sujetaba el arma blanca que escondía bajo la chaqueta.
Al llegar a la altura de la auxiliar administrativa Marisol R. M., intentó clavárselo en el cuello, pero la mujer tuvo la sangre fría suficiente para cogerle la mano y evitar la agresión. Varios trabajadores acudieron en su ayuda y no pasó del susto, aunque el agresor no paraba de dar bastonazos. El anciano explicó desde el primer momento lo que repitió ayer en el juicio: que lo hizo porque se sentía ignorado por la sanidad pública. "Ya estoy harto, llevo más de dos meses y nadie me hace caso. Me tenéis sacrificado, me duele la rodilla".
Ese día sí le visitaron. Antes de ser detenido y acabar en prisión. Pasó casi siete meses entre rejas y ayer declaró que no recordaba nada, pero que no tenía intención de matar a nadie. "Me trastornó que me doliera la pierna", añadió. Los forenses coincidieron con él. "El dolor y la situación de aislamiento le provocaron desconfianza e inseguridad", explicó un forense. "Es un hombre afable, pero con pérdida de autocontrol derivada de ese problema vascular", explicó otro. Y esa dolencia, añadieron, le puede afectar tanto a la rodilla izquierda, como explica él, como provocarle cefaleas.
Cinco años de internamiento
La fiscal solicitó cinco años de internamiento en un centro psiquiátrico y, cuando finalice ese periodo, otros tres años de cárcel en función de cómo se encuentre. Le acusa de un delito de asesinato en grado de tentativa, pero le aprecia la eximente de trastorno mental transitorio.
"Yo pensaba que iba a dejar caramelos en la recepción", explicó la víctima. Hasta que le vio con un cuchillo en la mano. La mujer estuvo 10 días de baja y ha tenido que cambiar de lugar de trabajo.
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