El juicio a un sindicalista se convierte en un acto contra los transgénicos
El fiscal pide tres años de cárcel para Josep Pàmies por atentado a la autoridad
El juicio celebrado ayer en Lleida en medio de fuertes medidas de seguridad contra el histórico sindicalista Josep Pàmies se convirtió en un acto de denuncia del cultivo de productos modificados genéticamente. La fiscal solicitó tres años de prisión para Pàmies por un presunto delito de atentado y otro de lesiones a un guardia civil durante una manifestación de protesta contra estos cultivos. La acusación particular solicitó cuatro años de cárcel y una indemnización de 56.000 euros.
Los hechos juzgados ayer ocurrieron el 13 de septiembre de 2003, cuando un grupo de activistas antitransgénicos ocupó la sede de la Subdelegación del Gobierno en Lleida. Los manifestantes pretendían entregar un manifiesto al entonces subdelegado, Joan Barios, quien no se encontraba en el edificio ese día, y acabaron entrando por la fuerza tras forcejear con el guardia civil que vigilaba la puerta principal. El agente denunció más tarde al acusado por agresión.
Alrededor de un centenar de agricultores se concentraron en las puertas del Juzgado de lo Penal número 2 para mostrar su solidaridad con Pàmies, quien a preguntas de las acusaciones negó que actuase con violencia, ni en aquel acto de protesta ni en otros en los que participó. "En mi larga trayectoria como sindicalista nunca he agredido a los agentes de la autoridad, siempre he dialogado con ellos y tampoco he recibido ningún golpe de porra", afirmó. También declaró que no entendía la denuncia del agente, a no ser que hubiera recibido presiones de sus superiores políticos para así acallar al movimiento antitransgénico.
El guardia civil, por su parte, mantuvo la versión de los hechos, y dijo que como consecuencia de la lesión que sufrió en la mano estuvo 329 días de baja. En el juicio declararon una veintena de testigos y no quedó acreditada la agresión al guardia civil. El agente tampoco la hizo constar en el parte de novedades de ese día.
La defensa de Pàmies, que pide la absolución, presentó un informe de dos cátedros en que cuestiona el origen de la lesión del guardia. Éste reconoció que con anterioridad había tenido una dolencia en la misma mano.
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