La justicia egipcia respalda el velo en la Universidad Americana de El Cairo
Iman al Zainy ha ganado la batalla a la Universidad Americana de El Cairo (AUC). Después de seis años en los tribunales, sus abogados han conseguido una decisión judicial que impide a ese centro educativo, considerado un bastión del liberalismo occidental, prohibir el acceso a las mujeres musulmanas con niqab, el velo que cubre la cara. Los partidarios del niqab recibieron la noticia como un triunfo de la libertad, en tanto que fuentes universitarias ven en ella un signo del ascenso del islamismo.
Todo empezó en el año 2001, cuando Al Zainy, que entonces preparaba su tesis doctoral en Lengua Inglesa en la Universidad Islámica de Al Azhar, vio denegada su entrada en la biblioteca de la AUC a raíz de su decisión de cubrirse la cara con el niqab. Con anterioridad, había acudido a ese centro a cara descubierta durante varios años. La mujer, que en la actualidad es profesora en Al Azhar, llevó el caso a los tribunales, según sus abogados, "por una cuestión de principios".
Un asunto de libertad
Ahora una sala especial del Alto Tribunal Administrativo, encargada de unificar los fallos legales conflictivos, ha ratificado la decisión adoptada por una instancia inferior en 2001, según informaba ayer la prensa local egipcia. Uno de los abogados de Al Zainy, celebró el fallo como una victoria para "la autonomía de las mujeres ". La sentencia establece que su decisión de llevar el nikab es "un asunto de libertad personal y religiosa".
Sin embargo, la Universidad nunca ha cuestionado la necesidad de respetar los valores religiosos de sus estudiantes. En los jardines de su campus, en el centro de El Cairo, es habitual ver en un mismo grupo a muchachas con vaqueros y camisetas ceñidísmos, junto a otras que llevan el pelo cubierto con un pañuelo y faldas hasta los pies. De hecho, sus responsables se opusieron al uso del niqab por cuestiones de seguridad.
Desde que a mediados de los años noventa Egipto afrontara una oleada de atentados, el propio Gobierno ha temido que el niqab sirviera para encubrir a un potencial terrorista. A nadie se le escapa que la AUC constituye un objetivo muy goloso para los extremistas por los valores que representa. De hecho, a raíz de aquella campaña, el centro instaló un estricto control de acceso que incluye un detector de metales y la obligación de identificarse.
Las universidades públicas de Egipto, con sus más y sus menos, han ido tolerando el niqab, a medida en que esa polémica forma de cobertura se ha hecho más habitual en las dos últimas décadas. Aunque la mayoría de los ulemas coinciden en la obligación religiosa de que las mujeres musulmanas se cubran en público (hiyab), discrepan sobre la necesidad de que eso incluya la cara y las manos. El debate se extiende a los propios creyentes, mientras los más religiosos ven el niqab como un signo de piedad y moralidad, sus connotaciones políticas despiertan recelos en los más liberales.
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