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Reportaje:

El hereje, el hombre libre, el premio Nobel

El escritor, actor y director de escena Dario Fo (Varese, 1926) ha sido siempre un hombre libre, un hereje, según la actriz Franca Rame, su esposa y colaboradora desde hace más de 50 años. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1997. Su teatro irreverente, provocador y verdadero lo sitúa, según la Academia Sueca, en la "tradición de los juglares de la Edad Media, que castiga a los poderes establecidos y restaura la dignidad de los oprimidos".

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En esta década, el autor de Misterio bufo y Muerte accidental de un anarquista ha seguido agitando las conciencias, ha seguido escribiendo, ha seguido actuando y ha seguido viajando. En 2002 publicó su primera novela, El país de los cuentacuentos, autobiográfica y surrealista, en la que retornaba a su infancia.

En 2003 escribió y estrenó la comedia política El anómalo bicéfalo, protagonizada por el entonces presidente del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, a quien ha dedicado a lo largo de los últimos años algunas de sus críticas más ácidas. Antes de su estreno, el autor hubo de enfrentarse a varios intentos de censura, a diversas amenazas y a muchas polémicas. Él mismo la llevó a escena, de rodillas, puesto que Berlusconi fue concebido por el Nobel como un enano.

Fo escribió su primera obra de teatro en 1944. Desde entonces, ha creado decenas. "Para el pueblo, el teatro ha sido siempre el medio principal de expresión, de comunicación, pero también de provocación y de agitación de ideas. El teatro era el periódico hablado y dramatizado del pueblo", ha afirmado el dramaturgo.

Ahora, Dario Fo va a publicar un nuevo libro, El mundo según Fo, en donde trata muchos temas, pero en esta ocasión no habla de Berlusconi. El escritor ha pasado años indagando en muchas de las cuestiones que le interesan y una de ellas es la relación de Jesucristo con las mujeres. Las mujeres, según Fo, son fuertes; los hombres cambian fácilmente. Y la Iglesia es "una organización de privilegiados".

El dramaturgo ha recibido a EL PAÍS en su casa de Milán. Está activo, atento, como siempre, a lo que pasa en Italia y a lo que pasa en el mundo. En los últimos años no ha dejado de ejercer su papel de activista social.

"Todo depende de dónde haya nacido uno", escribió Fo en el primer capítulo de su libro de infancia. Él nació a orillas del Lago Mayor, en la frontera italiana con Suiza, hijo de un ferroviario socialista y de un ama de casa. Se siente afortunado. Y dice que no tiene miedo a la muerte y que sigue divirtiéndose enormemente con la vida. Sólo le asusta "no vivir más".

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