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Reportaje:Elecciones 27M

Sin prisas y con incertidumbre

Los resultados abren el camino a la fusión de las cajas, pero dificultan sacar adelante el Impuesto de Sociedades en Guipúzcoa

Las elecciones nunca son una panacea que solucione de golpe las grandes disputas. Los partidos no fueron capaces de ponerse de acuerdo antes de las municipales y forales ni en la reforma del Impuesto de Sociedades ni en la fusión de las cajas de ahorro, y tampoco parece que tras los comicios el panorama se haya aclarado definitivamente. Juan Carlos Prieto, secretario general de los socialistas alaveses, volvió a aplazar ayer el debate sobre la fusión unos meses, señalando que ahora no es el momento de plantearla, que no toca.

Todavía no se sabe quién va a gobernar en Guipúzcoa y en Álava, territorios donde se juega la fusión y un Impuesto de Sociedades homogéneo en toda Euskadi. Sin resolverse esa primera premisa, no hay nada más de que hablar. Además, los partidos que impulsaron el cambio del impuesto que grava los beneficios de las empresas (PNV y PP) siguen sin contar con mayoría suficiente en las nuevas Juntas Generales de Guipúzcoa para aprobar la norma que ya está en vigor en Vizcaya y Álava.

Los órganos de las cajas no reflejarán la nueva relación de poder hasta la próxima primavera

El Gobierno vasco tiene en su mano plantear una armonización del impuesto por arriba, pero prefiere no manifestarse sobre el particular por el momento. Hasta final de año el tiempo no apremia, pero la realidad es que actualmente se da una situación inédita en la historia de la autonomía vasca: hay dos territorios con un tipo general del 28% en el Impuesto de Sociedades, como se pactó entre las diputaciones y el Gobierno en el Órgano de Coordinación Tributaria, y otra, Guipúzcoa, con un tipo del 32,6%. Y la relación de fuerzas salida de las urnas en este territorio no parece que vayan a solucionar la disparidad.

El PSE-EE, primer fuerza en Guipúzcoa, lo tiene claro. Su modelo social, según Mikel Torres, responsable económico de la ejecutiva socialista, es una rebaja paulatina del tipo de sociedades, hasta llegar al 30% el próximo año, una propuesta similar a la aprobada en territorio común por el Gobierno socialista. "No hay que romper los mecanismos de solidaridad", señala.

También considera Torres que el tipo de gravamen debe ser único en todo Euskadi y que la responsabilidad está en manos del Gobierno, que puede presentar un proyecto de ley de armonización fiscal en el Parlamento. En cualquier caso, no cree que el PNV quiera utilizar esta fórmula, que implicaría, al menos formalmente, una reducción del poder foral. Así las cosas, las elecciones han logrado dejar aún más en el aire una reforma que demandan los empresarios y que critican duramente todos los sindicatos. Si las cosas de la política y los pactos no lo hacen posible, el año que viene la declaración del Impuesto de Sociedades saldrá más cara para los empresario guipuzcoanos.

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Las fusión de las cajas va por otros carriles. El único partido que se ha mostrado completamente contrario es el PP, que asegura que supondría dejar las tres cajas en manos del nacionalismo gobernante. Los socialistas apuestan por la integración, con condiciones, aunque hace año y medio aplazaron la operación para evitar que el PP la utilizara en su contra en Álava. El apoyo del PSE pasa, según Torres, por el mantenimiento de la estructura de cada caja y, en ningún caso, por un "monopolio" nacionalista. Cree que es un proyecto económicamente interesante, pero que necesita tiempo.

En primer lugar, se debe configurar el poder foral y municipal. Después deben renovarse los órganos de gobierno de las cajas de acuerdo a la composición de las nuevas instituciones, un proceso que tienen que esperar hasta la próxima primavera. Por último, debe modificarse la ley vasca de Cajas. La vicelehendakari Idoia Zenarruzabietia ha asegurado en reiteradas ocasiones que el cambio se hará cuando las cajas decidan arrancar el proceso.

Los tres etapas pueden hacer que el trayecto sea largo. Además, en el camino se cruzan otros procesos electorales, las generales del próximo año y, sobre todo, las autonómicas de 2009, que aún pueden retrasar más el proyecto. Torres señala que para llevarlo adelante se precisa ineludiblemente un "consenso amplio".

La incertidumbre postelectoral ha dejado las dos cuestiones económicas más importantes que, en cierta forma, se dilucidaban en los comicios, sin solución inmediata y pendientes de los pactos de gobierno. Hay incluso quien apuesta por una subida del tipo del Impuesto de Sociedades en Vizcaya y Álava.

Esperar a los gobiernos

Los tiempos han cambiado mucho. En 2004, las elecciones en la Caja Vital las ganó la Plataforma por la Pluralidad, impulsada por UA, PP y PSE. La unión constitucionalista para quitar el al PNV el control de la entidad surgió un presidente socialista, Gregorio Rojo. Dos años después promovió, y luego retiró por la oposición de los populares en el gobierno de la Diputación foral de Álava y del Ayuntamiento de Vitoria, el proyecto de fusión con Kutxa y BBK.

Aquella plataforma está muerta. UA ha desaparecido y las relaciones entre el PP y el PSE son inexistentes.

Gregorio Rojo quiso ser prudente ayer: "Si se llega a retomar este proyecto, tendremos que ponernos a trabajar y a dialogar entre todos, pero desde la tranquilidad que nos tiene que dar un hecho tan importante y con tanta responsabilidad".

A la pregunta de si espera que una vez que han hablado las urnas se recupere esta iniciativa, Rojo contestó diplomáticamente: "Si hay diálogo y hay entendimiento, será". Dado que todavía no ha cambiado la asamblea y el consejo de la Vital, su presidente recalcó que lo que quiere es "una caja saneada y que siga presentando los números de ahora, y tener la confianza de sus impositores, que son lo que tienen que dar solución al tema".

Rojo negó que tras las elecciones municipales y forales del domingo se haya reanudado el proyecto y señaló que habrá que esperar a que se constituyan los nuevos gobiernos. "La integración será lo que digan los alaveses", zanjó.

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