Peligro: medicinas 'made in China'
Pekín condena a muerte al ex responsable de Medicamentos por aprobar fármacos mediante sobornos
China dictó ayer una condena ejemplarizante. Un tribunal de Pekín sentenció a muerte al ex director de la Administración Estatal de Alimentos y Medicinas, Zheng Xiaoyu, de 62 años, por corrupción y dejadez de funciones. La decisión, que puede ser recurrida, se produce en medio de la ola de escándalos que ha sacudido al país asiático en las últimas semanas por las deficiencias en los sistemas de control y de seguridad de los productos farmacéuticos y alimentarios chinos, y que van de la fabricación de un ingrediente medicinal falso -a consecuencia del cual han fallecido al menos 100 personas en Panamá- a la exportación de pasta de dientes mezclada con un químico tóxico o de comida para mascotas con aditivos letales.
"Los maletines con dinero eran una cosa habitual", explica una fuente de la industria
Las autoridades sanitarias van a revisar 170.000 licencias certificadas por Zheng
La sentencia, de una dureza que ha sorprendido, se produce en el marco de la intensa campaña en marcha contra la corrupción y pone de relieve hasta qué punto el Gobierno quiere mostrar que está tomando medidas drásticas para poner freno a la alarma internacional sobre sus productos. Especialmente, cuando se acercan los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Los jueces son nombrados en China por el Partido Comunista (PCCh).
Zheng Xiaoyu sabía que tenía un trabajo privilegiado, y rentable. Era el máximo responsable de la Administración Estatal de Alimentos y Medicinas, el organismo encargado de aprobar los fármacos. Ocupaba, por tanto, una posición ideal para ingresar un dinero extra a cambio de mirar hacia otro lado. Pero el cántaro de Zheng fue demasiado a la fuente. En 2005 se jubiló y el año siguiente comenzó a ser investigado por corrupción por la Comisión Central de Disciplina del partido, del cual fue expulsado en marzo de este año. Sus bienes han sido confiscados.
El 16 de mayo comenzó su juicio tras ser acusado de recibir sobornos -en forma de dinero y regalos- por 6,5 millones de yuanes (630.000 de euros) a cambio de conceder registros sin los ensayos pertinentes. Una compañía, Kongliyuan, le pagó supuestamente por aprobar 277 medicamentos, la mayor parte de ellos antibióticos muy rentables. Un total de 31 personas están afectadas por la investigación, incluidos su esposa, Liu Naixue, y su hijo, Zheng Hairong.
Entre los fármacos registrados irregularmente bajo el mandato de Zheng -que comenzó en 1998 (año de creación de la agencia)-, figura un antibiótico que mató a 10 personas el año pasado, antes de ser retirado. Las autoridades sanitarias han dicho que van a revisar unas 170.000 licencias, concedidas mientras dirigió el organismo.
"Zheng debía utilizar el poder que le había sido concedido por el Estado y por el pueblo de forma seria y honesta, pero ha ignorado los intereses fundamentales de éstos, aceptando sobornos", declaró el tribunal, según la agencia Xinhua. "Esto ha amenazado la vida y la salud de la gente y ha causado un impacto social muy negativo".
Que el directivo y sus allegados recibían sobres a cambio de aprobaciones era sabido. "Los maletines con dinero eran cosa habitual. Zheng favorecía a aquellos que estaban asociados con él. Pero fue demasiado lejos. Esto le creó muchos enemigos", dice una fuente de la industria farmacéutica, que tiene contactos frecuentes con la agencia del medicamento.
Asegura este empresario que sobornan tanto las empresas chinas como las extranjeras. "Por ejemplo, cuando realizas los ensayos clínicos, en los hospitales tienes que dar dinero a los médicos y costear viajes. Si tu producto no llega al valor de eficacia fijado en los protocolos, simplemente pagas, y las cifras en el informe cambian. Esto continúa ocurriendo", dice. Sin embargo, afirma que "el Gobierno está trabajando en este tema, y la situación está mejorando mucho". "Pero contar con un sistema de control efectivo es algo complejo, y China sigue siendo un país en vías de desarrollo", señala.
Jiang Yu, portavoz del Ministerio de Exteriores, dijo ayer que la condena de Zheng -puede ser apelada- es un asunto interno, y añadió: "Creo que refleja la determinación del Gobierno de luchar contra la corrupción". Pekín castigó el año pasado a 97.000 miembros del partido por este motivo.
Una Viagra buena por cada tres falsas
Los fármacos falsos o que no cumplen las normativas han causado docenas de muertos en China en los últimos años. La copia de medicamentos, en ocasiones por empresas que carecen de los certificados de homologación internacional, es motivo de preocupación del Gobierno y de los expertos de EE UU o la UE, que no sólo han advertido del impacto que produce sobre las compañías de sus países, sino del riesgo que representan para la población.
Un empresario del sector cuenta cómo, hace pocos años, conoció al dueño de una fábrica de Xian (capital de la provincia de Shaanxi), que producía copias de Viagra, el medicamento contra la disfunción eréctil del grupo estadounidense Pfizer: "Su sistema consistía en comprar Viagra original y combinar en los envases una pastilla buena por cada tres falsas. Decía que, así, el tratamiento funcionaba a veces, y que cuando no funcionaba porque había utilizado una de las pastillas malas, el cliente pensaba que era un problema suyo".
Algunos hospitales adquieren medicamentos piratas, conscientes de que lo son, porque dejan un mayor margen o porque los encargados de su compra reciben dinero por parte de los distribuidores. En China, donde la sanidad es de pago, ya sea pública o privada, los fármacos son una de las vías de ingreso de los hospitales.
En un intento por calmar la creciente preocupación, Pekín anunció ayer un plan para establecer un mecanismo de retirada obligatoria de productos alimentarios que sean considerados no seguros. "Todos estos casos están bajo investigación. La posición oficial ha sido establecida por el Ministerio de Asuntos Exteriores", dice un portavoz de la Administración Estatal de Alimentos y Medicinas.
Además, las autoridades han dado orden de incrementar los controles en la industria alimentaria, los fertilizantes, los pesticidas y los aditivos y fármacos para el ganado, y van a reforzar la inspección de los productos destinados a la exportación.
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