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Reportaje:60º Festival de Cine de Cannes

La 'Rusia eterna'

Andréi Zviaguintsev presenta su impresionante 'Iznaganie', Köusaar exhibe un relato sin brío y Sciamma una prometedora ópera prima

Se habla de la "Rusia eterna" para escapar del desastre que es, desde hace siglos, la Rusia de cada día. La eterna es la de San Petersburgo -una ciudad moderna-, la de Tolstói o Chéjov -dos hombres que quisieron reformar el país-, la de Dostoievski -en su juventud asociado a los terroristas de la época-, o la de Eisenstein, Shostakóvich o Malevich, tres talentos amordazados o aniquilados por el estalinismo.

El siberiano Andréi Zviaguintsev es un heredero o continuador de esos rusos eternos, la referencia más evidente es la de Andréi Tarkovski, pero también de Dostoievski en su manera de presentar a las mujeres como la única esperanza y belleza en un mundo marcado por el signo del maleficio, en el que incluso la celebración de la cosecha al final aparece velada por la imposibilidad de que nada bueno pueda crecer ahí.

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En Iznaganie (Castigo o Marginación) el cineasta dice haberse inspirado en un relato de William Saroyan. No se nota. Como tampoco se nota que el filme ha sido rodado en el Norte de Francia, en Bélgica y en Moldavia. O que la actriz principal -formidable Maria Bonnevie- es sueca. Todo sabe a ruso o, mejor dicho, a maldición rusa, casi sagrada, casi bíblica, en la que los hombres están condenados a destruir el amor, en la que los niños son fugaces constructores de sueños.

Narrada a través de una planificación solemne y fúnebre, concebida y realizada con el atrevimiento, elegancia y seguridad de un maestro -la referencia iconográfica y temática al Dreyer de Ordet no es gratuita-, la película de Zviaguintsev es la primera gran sorpresa dentro de una sección competitiva que, de momento, tiene un muy buen nivel.

Otra Rusia, otro Este, en ese caso no ruso pero si pos-soviético. Magnus, de Kadri Köusaar, nos trae noticias de Estonia. No son buenas. La joven generación, que no sabe -literalmente- si es sádica o masoquista, ha crecido bajo el consejo grosero de un padre que se diría el trasunto báltico de un presidente de club de fútbol español. En vez de enriquecerse en el sector inmobiliario, lo hace en el de la prostitución pero las maneras, el gusto, los valores son los mismos. Köusaar filma su relato con la misma falta de brío y confusión que atraviesa el espíritu de su protagonista, como si los excesos de drogas del muchacho hubiesen desteñido sobre la cinta.

Compitiendo con la anterior en el apartado del mejor primer filme, se ha proyectado la estimable Naissance des pieuvres, de la joven francesa Céline Sciamma. La concepción teórica es excelente -un mundo de adolescentes en el que no existen los adultos, un mundo de chicas en el que los chicos no hablan y son vistos como meros objetos sexuales, un mundo de colores dominantes para cada tema...- pero el desarrollo narrativo no está a la altura. En cualquier caso, un debut prometedor.

El realizador Andréi Zviaguintsev y la actriz Maria Bonnevie en la presentación de<i> Iznaganie.</i>
El realizador Andréi Zviaguintsev y la actriz Maria Bonnevie en la presentación de Iznaganie.EFE

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Sesión especial: Sicko, de Michael Moore. El cineasta estrena su nuevo documental contra el sistema sanitario de Estados Unidos.

Competición: El director de Hierro 3, Kim Ki-Duk, presenta su nueva película, Soom. Se podrá ver además

No country

for old men, de Joel y Ethan Coen.

Una Cierta Mirada: Le rêve de la nuit d'avant, de Valeria Bruni-Tedeschi.

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