El triunfador Pepe Moral: "La plaza, 'mehón' llena que vacía"
Qué ligerita la tarde. Un paréntesis de alivio entre la dureza de la del domingo y el cartelón de la de hoy que lo sigue siendo, aun sin la presencia de Talavante, con la de Curro Díaz. Invade los tendidos el clásico público de novilladas, amable y dispuesto a aplaudirlo todo, sin ganas de crear ni crearse problemas. Tenía que haber, además, puerta grande, bien ganada por Pepe Moral, para que todo resultara como debe. El único motivo de preocupación fue la escasa verbosidad de los novilleros. Ya se sabe, la gente joven va al grano y punto. Ya tras la oreja conseguida en su primer novillo, el hondo novillero sevillano tenía una sola obsesión y no daba, ni mucho menos, la batalla por acabada: "Hay que arrear. En esto hay que arrear". Es toda una declaración de intenciones, y ante ella, parece sobrar cualquier otro comentario. Tras bajar de los hombros de los capitalistas y convertirse en uno de los pocos privilegiados que han atravesado por ese pasaporte al nirvana que es la puerta grande, Pepe Moral comenta la impresión que tenía al llegar a la plaza y ver los tendidos casi al completo: "Mehón llena que vacía". "Llevo mucho tiempo intentando conseguir esto y a base de lucha lo he conseguido; éste es el principio de una carrera que esperemos que siga así". Se huele en el aire que va para figura.
Chascarrillo
Pero las primeras declaraciones de la tarde no surgen de los novilleros, si no de un castizo espectador que, en vísperas de San Isidro, lanza su chascarrillo al aire de Las Ventas: "¡Déjale que respire, que está como los del Barcelonaaa!" -aconseja a Emilio de Justo que haga con su primer novillo-. La verdad es que el cacereño ha pechado con el peor lote de la corrida: "Al principio, el novillo se desplazaba, pero le ha costado mucho tomar la muleta y no ha podido ser", dice sobre las condiciones de su primer enemigo.La tarde daba para reparar, por ejemplo, en que todos los diestros extremeños ponen banderillas a su toros vestidas con los colores de la bandera de su comunidad, que no le han dado suerte esta vez para hacer reales sus sueños de alternativa apoyados en un fuerte triunfo": Es una pena, porque no me han visto en Las Ventas como yo quería. Era importante el haber salido de aquí con un triunfo fuerte, pero ya habrá otra ocasión".
El mejor desprecio es no hacer aprecio. Eso le debieron enseñar en su casa a Pérez Mota. Tras dar la vuelta al ruedo después de una fuerte petición a que el presidente no atendió, había que interpretar sus palabras por omisión: "La verdad es que estoy contento porque el novillo ha tenido movilidad y yo creo que me he entregado. El público lo ha sabido ver". O sea: al presidente no le invito yo a mi casa, si es que por Cádiz se pasa. No estaba para hacer muchas declaraciones al finalizar su actuación. Parecía pasear por el bulevar de los sueños rotos.
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