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Justicia y Educación rebajan al mínimo el programa sobre las víctimas en los colegios

La unidad didáctica sobre siete casos concretos de afectados queda reducida a un anexo

Los departamentos de Educación y Justicia, ambos controlados por EA, darán por fin a conocer mañana, lunes, en una rueda de prensa en Bilbao el ensayo que están desarrollando en seis centros escolares dentro del plan de Educación para la Paz, basado en una unidad didáctica a cuyo contenido completo ha tenido acceso este periódico. La experiencia piloto está en cuestión por el hermetismo que la rodea y por las discrepancias con la Dirección de Víctimas, ya que su contenido no cumple el mandato del Plan del Paz y Convivencia del lehendakari, Juan José Ibarretxe, que ordena textualmente "garantizar la presencia de las víctimas del terrorismo y sus testimonios en los programas de educación para la paz".

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Las actividades que han desarrollado los centros elegidos

La unidad didáctica elaborada por Educación y Justicia, a través de sus respectivas direcciones de Innovación Educativa y Derechos Humanos, se titula Una sociedad que construye la paz y la presencia de las víctimas del terrorismo en ella se reduce al mínimo. En concreto, se habla de ellas casi sólo en un anexo de una de las actividades, prevista para desarrollar durante un total de diez horas en el aula.

Este anexo recoge la unidad didáctica preparada por la Dirección de Víctimas del Terrorismo, dependiente de Interior, titulada Historias que nos marcan, las víctimas del terrorismo en la educación para la paz. El trabajo que proponía ese documento, que este periódico ya avanzó, se estructuraba en torno a los casos concretos de siete víctimas del terrorismo: Irene Villa, adolescente cuando perdió su pierna en un atentado; Jaime Caballero, secuestrado durante 59 días por ETA; Eugenio Olaciregui, vendedor de bicicletas asesinado tras ser acusado de delatar al etarra Valentín Lasarte; Rafael Garrido, gobernador militar de Guipúzcoa asesinado junto con su esposa y un hijo; Ramón Baglietto, asesinado por el hombre al que salvó la vida siendo un bebé; Juan Carlos García Goena, víctima del GAL, y una víctima no identificada de la violencia de persecución.

Su contenido se ha convertido ahora en un mero "anexo de contextualización histórica" de uno de los siete apartados, titulado Dando sentido a la paz, del material finalmente acordado por las direcciones de Derechos Humanos, a cuyo frente está Jon Landa, y de Innovación Educativa, dirigida por Juan José Agirrezabala. En los materiales usados figura también una entrevista de Deustu TV bajo el título Claves de la discusión sobre las víctimas del terrorismo, en la que aparece la directora de Víctimas, Maixabel Lasa.

En la unidad figura también una capítulo titulado Estamos contigo: proceso para la lectura compartida de los testimonios de las víctimas del terrorismo, para la que no se detallan ni materiales, ni herramientas, archivos o tiempos de dedicación, que sí se enumeran en otros apartados.

Enorme diferencia

Innovación Educativa y Derechos Humanos plantean siete pasos para completar en las diez horas de trabajo con los alumnos para responder a la pregunta Qué queremos saber de la realidad sociopolítica de nuestro entorno.

Entre las ideas clave que se proponen figura recoger las opiniones previas en torno a la realidad actual del País Vasco, ampliar las perspectivas de análisis de un "problema multifactorial" o ver "las diferentes violencias de nuestro entorno": de género, xenofobia, pobreza, maltrato entre iguales,...

Entre las actividades, resalta un apartado denominado Hablemos de las violencias y de la paz, en el que se plantea "diferenciar los usos del término paz", así como examinar las relaciones entre "las violencias" y "las paces". Otras actividades buscan descubrir situaciones de violencia y "profundizar en las diferentes violencias".

Una de las actividades se basa en el libro El pueblo vasco, hoy. Cultura, historia y sociedad en la era de la diversidad y del conocimiento, de Ramón Zallo, asesor del Departamento de Cultura.

La diferencia con la unidad didáctica preparada por la Dirección de Víctimas del Terrorismo, y concebida para cumplir el mandato parlamentario de la ponencia de Víctimas y el compromiso subsiguiente del Plan de Paz y Convivencia del lehendakari, remitido al Parlamento hace ahora un año, resulta enorme.

Lo que era un trabajo específicamente centrado en las víctimas se ha diluido en un planteamiento genérico sobre cualquier tipo de violencia y sobre las situaciones generales de conflicto, con propuestas de herramientas y habilidades válidas igualmente para trabajar frente a ellos en general.

La polémica se desencadenó a raíz de la comparecencia en febrero de Jon Landa ante la ponencia de Víctimas, donde explicó el Plan de Acción para la Educación en Derechos Humanos y por la Paz. Landa presentó la unidad didáctica en cuestión como un desarrollo de la presentada por la Dirección de Víctimas, cuando la que se ha llevado finalmente a las aulas tiene un contenido absolutamente distinto.

Los titulares de Educación, Tontxu Campos (izquierda), y Justicia, Joseba Azkarraga, en un pleno de la Cámara.
Los titulares de Educación, Tontxu Campos (izquierda), y Justicia, Joseba Azkarraga, en un pleno de la Cámara.L. R.

El mandato del Plan de Paz y Convivencia de Ibarretxe

El Plan de Paz y Convivencia del lehendakari, Juan José Ibarretxe, enviado al Parlamento el 3 de mayo de 2006, dedica su segundo pilar a "la solidaridad con todas las víctimas del terrorismo'. En su capítulo 2, que enumera las iniciativas concretas, en el apartado B, titulado Atención, reparación y justicia, se compromete textualmente a "garantizar la presencia de las víctimas y sus testimonios en los programas de educación para la paz".

Atribuye además expresamente a la Dirección de Víctimas del Terrorismo el desarrollo de ese programa, eso sí, en estrecha colaboración con Educación y con la comisión creada en el seno del Gobierno para trata los asuntos relativos a la educación para la paz. La Dirección de Víctimas ha quedado finalmente al margen del trabajo realizado al alimón por las direcciones de Derechos Humanos y de Innovación Educativa, de los departamentos de Justicia y Educación, respectivamente.

El tripartito, según reza el plan, aprobado por el Consejo de Gobierno, se comprometió, en el marco de las acciones previstas o que hayan de organizarse en el ámbito de la educación para la paz y la convivencia, a lo siguiente: "Promoverá y llevará a efecto un programa pedagógico, debidamente sistematizado, que garantice la presencia de las víctimas del terrorismo y sus testimonios en la red educativa vasca".

"Entendemos que tal presencia es una exigencia básica, que ayudará de forma decisiva a que se cumplan diversos objetivos pedagógicos de primera magnitud", dice el plan, que considera que "la educación para la paz tiene que desarrollarse a través de la confrontación con las situaciones de violencia". "Pues bien: lo que de verdad son esas situaciones se muestra precisamente en las víctimas, y lo que es la experiencia de victimación se manifiesta a su vez, de modo privilegiado, a través del testimonio de quienes la han sufrido", añade.

La educación para la paz debe tender a la constitución de sociedades pacificadas en la justicia y a ser posible, en la reconciliación, considera también. "Pero una condición básica para entender cabalmente el alcance concreto de esa justicia y orientarse correctamente hacia procesos de reconciliación, es abrirse al diálogo empático con quienes son los más afectados, las víctimas, que, por esta nueva razón, precisan estar activamente presentes".

Otros aspectos de ese segundo pilar del plan son la ley de Solidaridad, el diálogo y acercamiento de las administraciones a las víctimas, el código ético para su el tratamiento en los medios de comunicación, la eliminación de pintadas y carteles ofensivos y el cambio de nombres de calles y plazas.

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