¿Hacia la primera división?
Brasil eleva su PIB pero mantiene las desigualdades y la pobreza
Los datos macroeconómicos de Brasil continúan al alza. La llegada de inversión extranjera, el crecimiento de sus exportaciones y una férrea disciplina fiscal, le sitúan en el décimo lugar del ranking de las economías con mayor PIB. No obstante, el país mantiene elevadas tasas de pobreza y desempleo y un PIB per cápita que representa sólo la quinta parte de la media de la UE.
La inversión extranjera directa aumentó un 25% en 2006 al alcanzar los 18.000 millones de dólares. Este año podría llegar a 18.300 millones
La economía brasileña creció un 3,7% durante el pasado ejercicio, lo que supone un sustancial avance respecto al 2,9% registrado en 2005
La economía brasileña creció un 3,7% durante el año pasado, mejorando el 2,9% registrado en 2005 y consolidando las bases para un favorable quinquenio. Con estos datos, Brasil se sitúa como uno de los motores de crecimiento latinoamericanos y, según el nuevo cálculo de PIB del Ejecutivo de Lula da Silva, ingresa en la primera división de la economía mundial. El nuevo método, basado en recomendaciones de entidades extranjeras y las Naciones Unidas, incluye en el PIB las remuneraciones y el consumo de capital fijo.
Una metodología que eleva la producción interna del país a 1,13 billones de dólares. Los cálculos de consultoras privadas indican que esta cifra sitúa Brasil como la décima economía mundial, con cifras similares a países como Canadá o España. Estos datos han generado tanto optimismo, que el propio ministro de Hacienda, Guido Mantega, ha señalado que el país suramericano se convertirá en la séptima economía del mundo al finalizar 2007.
Claves del éxito
Las previsiones gubernamentales y de organismos internacionales sitúan el alza del PIB brasileño en un 4,1% para este año y un 4% para 2008. Las claves del éxito reciente de la economía del gigante latinoamericano se encuentran en una férrea disciplina fiscal y monetaria, el control de la inflación, una avalancha de inversión extranjera, el desarrollo de una fuerte industria local y un favorable contexto internacional para sus principales exportaciones de materias primas y manufacturas.
Los datos revisados indican que el PIB creció un 21,7% entre 2000 y 2006, un periodo en el que, además, se ha logrado reducir la inflación desde los dos dígitos hasta el 4,2% del año pasado, uno de los niveles más bajos desde la crisis cambiaria de finales de la década pasada. En 2006, el crecimiento de las exportaciones fue impulsado por los buenos precios internacionales de las materias primas. De esta manera, en los primeros 10 meses, el valor de los envíos creció un 17,3%.
Disciplina fiscal
Estos ingresos han permitido asegurar la disciplina fiscal. El déficit público se ha mantenido en el 3,2%, una décima menos que en 2005. La Administración ha señalado, además, que la deuda estatal se reducirá al 37% del PIB durante este año. En octubre de 2006, la deuda pública total neta se acercó al 49,5% del PIB. La llegada de capitales es otro de los indicadores que han tirado del carro. En 2006, la inversión extranjera directa aumentó un 25% y alcanzó los 18.000 millones de dólares. Este año podría llegar hasta los 18.300 millones.
Sin embargo, a pesar de estos buenos datos macroeconómicos, Brasil todavía mantiene un 36,3% de su población en situación de pobreza. El desempleo es otro de los problemas crónicos de Brasil, con un 9,9% de parados en febrero, 1,5 puntos más que en diciembre pasado. La renta per cápita tampoco está a la altura de los países desarrollados. En estos momentos llega a los 6.000 dólares, la quinta parte de la media de la Unión Europea de los 25.
Entre las reformas pendientes se encuentran las modificaciones al sistema tributario y de las pensiones. Los analistas señalan que el crecimiento depende de que la Administración contenga la reciente salida de capitales. El año pasado, los empresarios locales invirtieron 27.000 millones en el extranjero a la espera de las señales gubernamentales.
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