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Columna
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Deprisa y corriendo

La universidad inglesa de Hertfordshire ha publicado un riguroso estudio en el que se afirma que Madrid es la tercera ciudad del mundo donde la gente camina más acelerada por las aceras. Sólo nos ganan Singapur y Copenhague. Si se realizara una investigación similar sobre las urbes más ruidosas, es seguro que ocuparíamos también un lugar bien alto. Vivimos en una capital estrepitosa y apresurada. A lo mejor, la causa de que vayamos tan veloces por la vía pública es, precisamente, el ruido que nos acosa a todas horas y provoca serios problemas de ansiedad y desatino en los ciudadanos. El que no corre, vuela, porque aquí hay muchos pájaros y numerosos zorros. El director del estudio inglés, Richard Wiseman, asegura que el apresuramiento es un síntoma "de la salud física y mental de una ciudad".

Puede que estemos algo tarumbas, cierto, pero la razón verdadera de caminar como alma que lleva el diablo es bien sencilla. He aquí la madre del cordero (felicidades, señora): las aceras de Madrid son exiguas, casi raquíticas. Tenemos el Retiro y la Casa de Campo, pero esta ciudad no está hecha para paseantes. Y además, el ruido arriba reseñado. No te queda más remedio que ir como una moto aunque tengas nada que hacer, te espere nadie y estés como loco por llegar cuanto antes a ninguna parte. Es lógico que en Singapur vayan al trote, porque hay demasiados dioses y demasiados bancos. En Copenhague, por su parte, hace un frío que pela. Pero es una aberración mayúscula que en Madrid tengamos que andar por la calle como geisha por arrozal. Las autoridades no tienen corazón, su amor no vale nada. El ensanchamiento sustancial de las aceras debiera ser un artículo importante en las tiendas de campaña de los candidatos.

Mayo florido y hermoso es temporada alta de primeras comuniones, que este año están bastante politizadas. Entre los invitados suele haber votantes para todos los gustos. A poco que te descuides, te sueltan un mitin. Puede acabar el sacramento como el rosario de la aurora. Debería estar penado por ley martirizar a los niños "el día más feliz" de su vida con esas cuestiones.

Las autoridades van aceleradas. Inauguran túneles deprisa y corriendo, con sonrisa de urna, y luego pasa lo que pasa.

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