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Reportaje:

Jazz en las manos

El vibrafonista Dave Samuels y el grupo Neopercusión exploran la improvisación

Andrea Aguilar

Tienen nombres exóticos y resultones como chapa-tormenta, pezuñas, campanitas, djembes, darbuka, bongoes, marimba o shakers. A su lado el violín parece soso.

Todos estos instrumentos comparten el apellido de la familia percusión y hoy, a las ocho de la tarde en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, darán la réplica a los vibráfonos de Juanjo Guillem, Rafa Gálvez y Dave Samuels, artista invitado en la nueva edición del festival Ritmo Vital. El percusionista estadounidense tocará las mismas piezas con las que llenó de ritmo el pasado 28 de abril el Palau de les Arts de Valencia acompañado por Amores Grup de Percus-sió. Esta vez será el grupo Neopercusión quien toque junto al maestro.

Samuels (Illinois, 1948) se sabe miembro de una rara especie. "Para bien y para mal, vibrafonistas hay pocos. Por eso, muchos grupos prescinden de este instrumento", asegura. Él lo define como el punto de intersección entre el tambor y el piano. "Tradicionalmente, su sonido no era muy alto así que cuando un trompetista se pegaba al micro no se te oía. Los amplificadores y el uso que Frank Zappa les dio cambiaron esto".

Con media sonrisa confiesa que su vocación nació a los seis años, "aporreando cacerolas con tenedores y cucharas", y apela al carácter visceral de la percusión para explicar su presencia en todas las culturas: "Es algo que está literalmente dentro del ser humano. El pulso y los latidos del corazón son pura percusión".

Su querencia por el jazz no ha cesado desde entonces. "Mis padres me llevaban a escuchar jazz y me ha costado interesarme por otros estilos como el rock&roll o el folk, en los que la letra pesa más que la propia música. El boom de los Beatles enfadó a muchos músicos de jazz, que sintieron que a nadie le interesaba su forma artística netamente americana. Hizo falta un Miles Davis que lo abarcase todo".

Conversación

A diferencia de sus colegas vibrafonistas de Neopercusión, Juanjo Guillem y Rafa Gálvez (miembros de la Orquesta Nacional de España), Samuels prescindió de la formación como percusionista clásico. "Yo quería improvisar. Aprendí con otros músicos, tocando jazz", explica. Hoy imparte clases en el Berklee College de Boston y continúa en el Caribean Jazz Project con el que ha tocado junto a algunas de las principales figuras del jazz latino como Paquito de Rivera. "El jazz es muy permeable. Es como si fuéramos al supermercado y cogiésemos distintos productos. Sabemos cómo cocinar, así que la idea define y antecede a la propia receta".

Desmitificador nato, Samuels no se siente intimidado por el arte de la improvisación: "Es como una conversación. Nos pasamos el 95% de nuestra vida improvisando, decidiendo qué ropa ponernos o qué barra de labios usar. Al fin y al cabo, sólo somos zigotos fertilizados en constante estado de cambio. Un futbolista también hace solos cuando tiene el balón entre los pies; en el jazz es lo mismo, sólo hay que conocer la gramática".

Sus contertulios en la sesión de hoy llevan años reivindicando la percusión en España. Este año forman parte del proyecto Residencias del Centro para la difusión de Música Contemporánea del Museo Reina Sofía. Guillem y Gálvez, junto al resto del equipo Neoper-cusión, también están detrás del festival Ritmo Vital, que incluye un concierto más, el próximo 27 de junio, titulado Música acuática. En él se interpretarán composiciones de Juanjo Guillem, César Camerero y Jesús Torres.

Dave Samuels, entre Rafa Gálvez (a la izquierda) y Juanjo Guillem.
Dave Samuels, entre Rafa Gálvez (a la izquierda) y Juanjo Guillem.LUIS MAGÁN
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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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