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La voz de los poetas

Posiblemente, el lector que lee un poema y siente en sí mismo de alguna forma su ritmo, su melodía, su contenido, su sentimiento, sea también poeta. El buen poema hace al lector poeta.

Paco, que lleva en su voz la vibración y armonía de tantos y tan buenos poetas, es, sin duda alguna, uno de ellos. Y, naturalmente, está entre los mejores, al margen de polémicas sin sentido de si fue el primero, que lo fue, en crear una melodía que pusiera la piedra fundamental de la canción.

Paco es poeta porque en cada actuación vive lo que canta, se desangra en su voz, se rompe en todos sus gestos, da verdad intensa a lo que comunica.

Y lo que comunica es más que unos textos milimétricamente estudiados y hechos suyos con hondura, con sabiduría, con experiencia.

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Lo que comunica, para mí y para tantos que le siguen y recuerdan, es la humanidad detenida un instante sobre un hombre de negro, con una voz elegante y austera, con un timbre inconfundible y cálido, con una simpatía y un aire de pueblo que él mima y cultiva.

Paco comunica humanidad, pedazos de humanidad adheridos a su cansancio, palabras liberadas de las estanterías y lanzadas al aire, poemas robados a las universidades, a las erudiciones, para convertirlos en palpitaciones, en aves apresadas en manos de niños, en aire que mece las ramas.

Conocí a Paco en París. Tuvo la deferencia de ir a vernos a su inseparable Xavier Ribalta y a mí en el Olimpia parisino, allá en los tiempos de las grandes palabras, ahora robadas al pueblo y a los poetas para convertirlas en mercancía y robarles el sentido que tienen, que tuvieron. Con su brusca y sentida hospitalidad nos invitó a su apartamento. Desde entonces, su voz, la voz de los poetas, me acompaña.

Pablo Guerrero es cantautor

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