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La batalla por Endesa

El último acto de la feria eléctrica

La lucha por el control de Endesa llega a su epílogo tras 19 meses de tormenta política y empresarial

Miguel Ángel Noceda

Han sido casi 19 meses. Exactamente 574 días de tormenta eléctrica que estremecieron los mercados. Desde la OPA hostil lanzada por Gas Natural sobre Endesa el 5 de septiembre de 2005 hasta el pacto firmado el 2 de abril de 2007 entre Enel, Acciona y E.ON para repartirse la compañía. Una larga batalla entre empresas con fuertes implicaciones políticas que quedará marcada en los anales económicos de España y que ha puesto en evidencia la fragilidad del mercado único europeo.

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El final feliz

Un inacabable tira y afloja en los que se han cruzado demandas judiciales, pactos secretos, acusaciones y, sobre todo, grandes cantidades de dinero. Y todavía no se descartan reacciones: el diario italiano Finanza e Mercati apunta que Endesa estudia la posibilidad de lanzar una contra-OPA para defenderse y bloquear la oferta conjunta de Enel y Acciona.

- 1. Movimientos previos. La historia viene de lejos. Más de dos años antes, en marzo de 2003, Gas Natural había intentado adquirir Iberdrola, pero se encontró con la oposición de uno de sus socios, Repsol, y del Gobierno del PP, mientras el otro socio, La Caixa, no tuvo más remedio que esperar. No tardó mucho en encontrar la oportunidad para la revancha.

En marzo de 2004, el PSOE desbancó al PP del Gobierno y la entidad catalana se encontró con el camino expedito para abordar sus planes. Puso al corriente al nuevo Ejecutivo de su doble intención de tomar las riendas de Repsol, lo que supondría sustituir a Alfonso Cortina por Antonio Brufau en la presidencia, y de crear un gran grupo energético integrando Endesa en Gas Natural. Es decir, había cambiado Iberdrola por Endesa porque presentaba más debilidades (alto endeudamiento, unos 18.000 millones de euros, falta de inversión interna y fragilidad en Latinoamérica) y porque La Caixa tenía el 5% del capital. El Gobierno lo vio con muy buenos ojos, no sólo porque le gustaba el proyecto, sino porque de paso quitaba de la presidencia a Manuel Pizarro, un hombre con mucha influencia en el PP.

Ya con Zapatero en La Moncloa, el presidente de La Caixa, Ricardo Fornesa, sondeó a Pizarro para iniciar la operación. Fuentes de La Caixa reconocerían después que aquello fue un error porque desveló sus intenciones. Pizarro propuso que hablaran los técnicos, lo que venía a ser como enterrar el proyecto y rechazar cualquier posibilidad de hacer un acuerdo amistoso.

La Caixa recogió velas, aunque no abandonó su programa de actuación. "De hecho, desde aquel momento en Endesa nunca se vivió tranquilo", asegura una fuente de la empresa, "siempre se miraba de reojo ante el temor de una oferta hostil". Los miedos de Endesa estaban más que fundados, pero el aterrizaje de Brufau en Repsol, por un lado, y la convulsión que vivía el país por el intento de Sacyr de controlar el BBVA y sustituir a Francisco González (también elevado por el PP a la presidencia de la entidad), por otro, recomendaron prudencia.

- 2. El asalto. Así que se tardó más de un año en lanzar el ataque. Tras un verano vertiginoso, se diseñó la operación, a la que se incorporó a última hora Iberdrola -a la que se reservaban activos de Endesa por valor de 8.000 millones de euros-, y se desató la tromba el 5 de septiembre. Al poco tiempo, comenzó el griterío, con mucha más descarga política que empresarial.

La cúpula de Endesa se encastilló y su consejo decidió tomar medidas legales contra la operación, que consideraban contraria a la competencia y un insulto a su inteligencia al valorarla "muy por debajo" de lo que vale. Ofrecía 21,30 euros por acción (22.500 millones en total), con una prima del 2,61% sobre la última cotización y del 19% sobre los últimos seis meses, pero con pago de las dos terceras partes en acciones de Gas Natural. Intolerable para Pizarro, que comenzó una cruzada con "uñas y dientes", incluso blandiendo la Constitución. A Pizarro se le atacó por haber comprado 50.000 acciones de Endesa unos días antes; pero no hubo ocultación alguna, por lo que amenazó con denunciar a quien le acusara.

Fue uno de los primeros episodios de las hostilidades. Los analistas apuntaron que en España nunca ha triunfado una OPA hostil y que el proceso iba a ser largo. Tuvieron razón en las dos cosas, aunque probablemente no se imaginaban que duraría 19 meses.

- 3. Batalla política. No hizo falta mucho para que la pelea saltara al terreno político. Para el PP fue casus belli. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, encargó un informe sobre el impacto en Madrid, donde Endesa no tiene mercado, y llegó a colocar Cataluña fuera del "territorio nacional" en una intervención difícil de olvidar. Eran tiempos en que el Estatuto catalán estaba en boca de todos y la sensibilidad a flor de piel. Mientras tanto, la lucha seguía con razonamientos de todo tipo: "La integración aumenta la competencia entre el gas y la electricidad, y deja la puerta abierta a otros operadores, dará lugar a dos grupos iguales con una diversificación parecida, acabando además con el monopolio que ahora existe en gas", decían los defensores de la oferta de Gas Natural.

En el fragor de la batalla, un diputado socialista dio en el clavo: "Dicen que aumenta el poder catalán, pero ¿qué quieren?, ¿que se vaya a Alemania?". Una pregunta retórica que tardaría unos meses en ser certera.

- 4. E.ON, al rescate. Porque fue en Alemania donde los responsables de Endesa encontraron el caballero blanco. Al mismo tiempo que imponían demandas contra Gas Natural y contra la CNMV por haber suspendido la cotización de Endesa, habían iniciado como locos la búsqueda de un socio que les librase de las garras de la gasista catalana. Al final, el interesado fue el gigante alemán E.ON, líder mundial del sector energético. Endesa le había ofrecido el 25%, pero los alemanes, que habían estado casi dos meses revisando papeles y estudiando las tripas de la empresa española (se llegó a insinuar que tuvo información privilegiada), mostraron una ambición sin límites y fueron a por el 100%, con lo que dejaban un sabor agridulce en Pizarro, al que le siguieron pareciendo escasos los 27,50 euros por acción que la compañía presidida por Wulf Bernotat anunció a finales de febrero de 2006, aunque la oferta en este caso fuese toda en dinero. Unos 29.000 millones sin descontar los dividendos prometidos por Pizarro para entorpecer precisamente a Gas Natural.

La consecuencia inmediata del subidón fue el aumento de la cotización de la eléctrica, aunque Pizarro en un exceso de optimismo llegó a cifrar el valor de la acción en 45 euros. La verdad es, que visto en perspectiva, no se quedó muy lejos. Los accionistas no pueden quejarse del enroque de Pizarro, que no reparó en gastos para contratar abogados y asesores, lanzar campañas de publicidad y encargar informes de todo tipo. La minuta final en este capítulo ha superado los 100 millones de euros, mucho más que Gas Natural. La estimación del gasto total de todas las empresas supera los 300 millones.

- 5. 'Diplomacia eléctrica'. La irrupción de E.ON provocó un conflicto diplomático de hondo calado, ya que llegó sin avisar al Gobierno. El presidente Zapatero se enteró por una llamada que le hizo a hechos consumados la canciller alemana, Angela Merkel. El Gobierno lo consideró una afrenta mayúscula, sobre todo teniendo en cuenta el carácter estratégico del sector eléctrico, y se confabuló. Promovió un real decreto que daba potestad a la Comisión Nacional de la Energía (CNE) para vetar la OPA alemana, máxime tras comprobar que E.ON cuenta en sus estatutos con una cláusula que impide cualquier oferta hostil.

La reacción no gustó nada en Alemania. Poco después de una cumbre hispanogermana en Berlín, Zapatero encargaba al ex ministro Carlos Solchaga que intermediara con los alemanes. Aseguró a Bernotat que las exigencias de la CNE serían asumibles. Sin embargo, fueron mucho más duras de lo esperado. Obligaba a vender 7.000 megavatios (cerca del 33% de Endesa), así como a abandonar las nucleares y los mercados insulares. Inasumible para E.ON, que lo denunció ante la UE. Bruselas daría la razón y obligaría a revisar las medidas.

Pero la carrera judicial que había emprendido Endesa, a la que había respondido Gas Natural, impidió que la OPA de E.ON pudiera cristalizar. Un juzgado mercantil primero y el Tribunal Supremo después admitieron unas medidas cautelares solicitadas por Endesa contra el acuerdo de Gas Natural e Iberdrola y contra las resoluciones del Ministerio de Industria y la CNE autorizando la OPA de Gas Natural. Los tribunales decretaron una caución de 1.000 millones de euros, que tuvo que poner Endesa. La decisión paralizaba cualquier OPA.

- 6. Tercero en discordia. En septiembre, apareció un nuevo actor. Acciona compraba títulos de Endesa a 32 euros con la financiación del Banco Santander y alcanzaba el 21,04%. E.ON intentó alcanzar una solución pacífica invitándole a ir en el mismo carro. Ante la negativa, interpuso una demanda en el Tribunal del Distrito de Nueva York acusando a la constructora de entregar una información "falsa, inexacta e incompleta" y de querer cambiar la política de dividendos.

La entrada de Acciona disparó el valor de Endesa para regocijo de los casi un millón de accionistas, pequeños y fondos de inversión. E.ON tuvo que prometer 35 euros como mínimo para que Endesa pidiese que se levantasen las cautelares y desbloquease el camino a la OPA. Y cuando todo parecía encarrilado con una OPA de más de 40.000 millones, nuevo cambio radical. La alianza de Enel y Acciona desbarató los planes alemanes hasta que se firmó el armisticio la madrugada del pasado lunes.

Bernotat, de E.ON, a la izquierda, Entrecanales, de Acciona, y Conti, de Enel, firman el acuerdo sobre Endesa el lunes.
Bernotat, de E.ON, a la izquierda, Entrecanales, de Acciona, y Conti, de Enel, firman el acuerdo sobre Endesa el lunes.
De derecha a izquierda, Manuel Pizarro, presidente de Endesa, Rafael Miranda, consejero delegado, y Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, en la junta general de accionistas de febrero de 2006.
De derecha a izquierda, Manuel Pizarro, presidente de Endesa, Rafael Miranda, consejero delegado, y Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, en la junta general de accionistas de febrero de 2006.LUIS MAGÁN

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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