Elogio de la quietud
"L'immobilité, ça dérange le siècle" [La inmovilidad molesta al siglo], escribía el poeta y cantante anarquista Léo Ferré, irritado ante el poder de contaminación del turismo y sus promesas idiotas, y lo habría vuelto a escribir y cantar de haber asistido a la explosión del llamado "turismo cultural", a la multiplicación de museos con colecciones clónicas, a la exportación de modelos a contextos totalmente ajenos a ellos. La inmovilidad molestaba al siglo XX y molesta al XXI. Hay que moverse, dice la consigna, aunque sea para descubrir lo mismo en todas partes.
Ferré habría estado contento de asistir a la presentación de la temporada 2007-2008 del gran teatro de Ginebra. Su director, Jean-Marie Blanchard, explicó el escaso número de coproducciones: "Mi ideal, mi sueño, sería no coproducir. La coproducción es la puerta abierta a la estandarización. [...] A los políticos les encantan las coproducciones porque creen comportarse como ahorrativos gestores. Pero ¿saben lo que cuesta transportar un decorado desde Huston?".
A su pesar, de los 12 montajes previstos, Blanchard ha seleccionado cuatro en coproducción, entre ellos una Cenerentola dirigida por Joan Font y que también verán en el Liceu de Barcelona. La Ópera de París, con un presupuesto muy superior, estrenará esta temporada nueve montajes y repondrá 13. De los nueve estrenos, dos son en coproducción. El primero, un Tannhaüser con dirección escénica de Robert Carsen y dirección musical de Pierre Vallet y Seiji Ozawa. El segundo es Il prigionero, de Dallapiccola, que dirigirá Lluís Pasqual con Hans Zendery en la orquesta.
¿Se puede sacar alguna conclusión de esos programas? Habría que compararlos con el del Liceu y el Real para saber qué teatros trabajan para tener una personalidad clara. En ese sentido, el Châtelet es un ejemplo de coherencia en la diversidad. La necesidad de respetar un nivel de exigencia artística (un número irrenunciable de ensayos) ha alejado de Châtelet a las divas y divos del bel canto pero le ha permitido ofrecer montajes que corresponden al espíritu de la casa. Ha habido aciertos notables, como en la maravillosa Pasión según San Juan de Bach que podía verse hasta este fin de semana. Wilson inventa los contraluces y figurines adecuados para nuestro drama fundacional. Plásticamente no hay sorpresa pero musicalmente se roza la excelencia.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.