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Olmert deja en evidencia a Pelosi

El primer ministro israelí desmiente que esté dispuesto a negociar la paz con Siria

Hacer de mensajero de Ehud Olmert tiene sus riesgos. Firme aliado de George W. Bush -con quien comparte su estrategia para Oriente Próximo y el objetivo de aislar al régimen sirio-, el primer ministro israelí dejó en evidencia a la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, por su decisión de entrevistarse en Damasco con el líder sirio, Bachar el Asad. Ni a Bush ni a Olmert les hace pizca de gracia la reunión.

La presidenta de la Cámara dijo que había entregado a Asad un mensaje de Israel
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Hacer de mensajero de Ehud Olmert tiene sus riesgos. Firme aliado de George W. Bush -con quien comparte su estrategia para Oriente Próximo y el objetivo de aislar al régimen sirio-, el primer ministro israelí dejó en evidencia a la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, por su decisión de entrevistarse en Damasco con el líder sirio, Bachar el Asad. Ni a Bush ni a Olmert les hace pizca de gracia la reunión. Así, Pelosi declaró ayer tras su encuentro con Asad que había entregado una misiva de Olmert sobre su disposición a entablar negociaciones de paz. Pocas horas después, un comunicado oficial del jefe del Ejecutivo hebreo convertía en papel mojado su supuesta oferta.

Los vericuetos diplomáticos en Oriente Próximo son endiablados. Pero es difícilmente creíble que la legisladora estadounidense no pudiera comprender las explicaciones del dirigente hebreo en la larga conversación que mantuvieron el fin de semana pasado, antes de la partida de Pelosi hacia Beirut y Damasco. "Nuestra reunión con el presidente nos ha permitido comunicarle el mensaje del primer ministro Olmert de que Israel está preparado para iniciar conversaciones de paz", declaró la congresista estadounidense después de su reunión con Asad.

Por la tarde se difundía la "aclaración" de la Oficina del Primer Ministro hebreo. Son tales las exigencias que plantea Olmert, que las palabras de Pelosi quedan en nada. "Con el fin de iniciar negociaciones genuinas de paz, Siria debe cesar su respaldo a Hamás y a Yihad Islámica, dejar de proveer armas a Hezbolá y terminar con la desestabilización de Líbano, acabar con su apoyo al terror en Irak y renunciar a los vínculos estratégicos que está construyendo con el régimen extremista de Irán", reza el comunicado. El inicio de la negociación se topa con otro obstáculo añadido. La Liga Árabe exige ahora como requisito previo, tras la cumbre de Riad celebrada la semana pasada, que Israel acepte su iniciativa de paz global para poner en marcha el diálogo.

Olmert ya ha ninguneado a alguno de sus invitados. Hace sólo unos meses, mientras la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, volaba hacia Israel, el jefe del Gobierno hebreo pactaba por teléfono con Bush lo que negociaría con el presidente palestino, Mahmud Abbas. Poco margen de maniobra le quedó después a Rice.

El ministro de Exteriores palestino, Ziad Abu Amer, recurría ayer en Viena a una manida frase de los dirigentes sionistas para convertirla en bumerán. "Creo que Olmert no está preparado para negociar en serio con los palestinos ni con los árabes. En este momento no tenemos un socio en Israel para la paz".

Una opinión compartida por muchos analistas israelíes. Alberto Spectorovsky, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Tel Aviv, aseguraba a este periódico días atrás: "Olmert exige tal cantidad de condiciones a los palestinos porque sabe que las rechazarán. Lo que no desea es negociar".

[La Casa Blanca volvió a criticar ayer la visita de Pelosi a Asad. "Este camino a Damasco está jalonado por las víctimas de Hamás y Hezbolá, por las víctimas de los terroristas que entran a Irak por la frontera siria, y por las víctimas que luchan por la democracia en Líbano y Siria", dijo su portavoz, Gordon Johndroe. El uso que el régimen sirio hace de estos acercamientos "supera con creces cualquier posible beneficio", declaraba por su parte Sean McCormack, portavoz del Departamento de Estado].

La presidenta de la Cámara de Representantes de EE UU, Nancy Pelosi, durante su entrevista ayer en Damasco con el presidente sirio, Bachar el Asad.
La presidenta de la Cámara de Representantes de EE UU, Nancy Pelosi, durante su entrevista ayer en Damasco con el presidente sirio, Bachar el Asad.AP

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