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Olmert invita a una reunión a los jefes de Estado árabes moderados

El primer ministro israelí no aclara si Siria sería convocada al encuentro

Israel no puede ser ajeno a la cumbre de la Liga Árabe de la semana pasada en Riad, un cónclave del que salió muy reforzado el rey Abdalá de Arabia Saudí. Es éste uno de los motivos por los que el primer ministro Ehud Olmert se declaró ayer dispuesto a celebrar una reunión con los jefes de Estado árabes, un anuncio muy poco habitual.

Las escuetas frases del jefe del Ejecutivo israelí estaban impregnadas de confusión. "Invito a una reunión a todos los jefes de Estado árabes, incluyendo, por supuesto, al rey de Arabia Saudí, que es un líder muy importante", afirmó Olmert. No se sabe a ciencia cierta si en esa cita podría estar presente el presidente sirio, Bachar el Asad, con quien el Gobierno de Tel Aviv rechaza toda negociación mientras Damasco sea sede de organizaciones palestinas como Hamás, a las que tilda de terroristas.

Seguramente, lo aclaró poco después. "Los países árabes moderados, encabezados por Arabia Saudí, quieren implicarse en los esfuerzos por conseguir la paz entre israelíes y palestinos". El término moderados, aunque no se comprenda muy bien cómo se ajustan a esta definición países como la propia Arabia Saudí, siempre ha supuesto para Olmert la exclusión de Siria. En ese grupo sí entrarían Jordania, Egipto y alguno de los emiratos petroleros del Golfo Pérsico. "No trato de imponer lo que deberían decir, pero estoy seguro de que entenderán que nosotros también tendremos algo que decir, y no será necesariamente lo mismo", añadió Olmert en Jerusalén, en presencia de la canciller alemana, Angela Merkel.

La cumbre de la Liga Árabe en Riad, clausurada el jueves, dejó patente que los 22 Estados árabes plantean en bloque una iniciativa que se ajusta a las resoluciones de Naciones Unidas. Exige el plan la retirada completa de los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza y una solución justa sobre el derecho al retorno de los refugiados palestinos expulsados en 1948. Israel rechaza tajantemente que los palestinos puedan volver a su territorio, y sus dirigentes -ya sean de Kadima, laboristas o de la derecha- se niegan a volver a las fronteras de 1967, año en el que el Ejército hebreo conquistó Cisjordania, incluida Jerusalén Este, y Gaza.

Tampoco pueden desdeñarse los tremendos problemas que encara Estados Unidos en Irak y Afganistán. Ante este panorama, Washington no puede permitirse que otro frente se abra en Oriente Medio. Máxime cuando el régimen iraní desafía a la comunidad internacional con el desarrollo de su programa nuclear.

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