Londres presenta datos para probar que los marinos apresados estaban en aguas iraquíes

El Gobierno británico pasó ayer a la ofensiva en su contencioso con Irán acerca del aprisionamiento de 15 marinos e infantes de marina en aguas del norte del golfo Pérsico. Londres intentó ejercer presión sobre Teherán en tres frentes: por un lado, cuestionando la veracidad de los datos iraníes al revelar que han dado dos localizaciones distintas en su versión de los incidentes; por otro, publicando fotos y mapas que, a su juicio, demuestran que los militares británicos estaban en aguas iraquíes al ser detenidos; y, en tercer lugar, "congelando" las relaciones comerciales de carácter oficial con Irán.

El Ministerio de Defensa británico explicó en la mañana de ayer que en su primera versión de los hechos, el sábado pasado, Irán suministró a Londres unas coordenadas sobre el lugar de la detención que en realidad la situaba en aguas territoriales de Irak. Advertidos de ello el domingo en los contactos diplomáticos entre ambos países, Teherán rectificó el dato el lunes y situó los incidentes a una milla de distancia, ya en aguas territoriales iraníes.

Según el vicealmirante Charles Style, ambas localizaciones son falsas y el incidente se produjo 1,7 millas náuticas (3,14 kilómetros) dentro de aguas territoriales iraquíes, 7,5 millas (13,85 kilómetros) náuticas al sureste de la península de Al Faw, concretamente en las coordenadas 29 50' 36" Norte y 48 43' 08" Este, de acuerdo con los datos transmitidos por una de las dos barcazas británicas apresadas por los iraníes, que estaba conectada vía satélite con el buque nodriza, el Cornwall.

Style divulgó una fotografía tomada por un helicóptero británico en la que se ve el mercante indio que la Royal Navy acababa de inspeccionar justo cuando empezó el incidente, en la que se puede apreciar cómo uno de los tripulantes del helicóptero sostiene un aparato GPS que señala una posición casi exacta a la revelada ayer por Londres. Según el vicealmirante Style, el mercante indio sigue anclado en el mismo lugar en el que estaba cuando ocurrió el incidente, y así se lo ha confirmado su capitán.

Presión sobre Teherán

En una posterior comparecencia en los Comunes, la jefa del Foreign Office, Margaret Becket, corroboró la versión de la Royal Navy y comentó con ironía que le sorprendía muchísimo que los iraníes hubieran cometido un error en tema tan delicado, dando por sentado que Teherán había cambiado los datos sobre el lugar en que ocurrió el incidente con el único objetivo de aparentar que ocurrió en aguas territoriales iraníes. Beckett anunció que el Reino Unido ha decidido "congelar sus negocios con Irán", lo que significa que no se podrá cerrar ninguna operación que necesite el aval del Gobierno británico. Se trata más de una medida simbólica que real dado el bajo nivel de presencia británica en Irán.

El primer ministro británico, Tony Blair, explicó en los Comunes que está en contacto con sus aliados internacionales para aumentar la presión sobre Teherán, algo que la consultora Global Insight consideró ayer "poco probable". La nueva crisis con Irán también ha provocado un alza de los precios del crudo, puesto que por el estrecho de Ormuz, la zona vecina al lugar donde se produjo la detención de los marinos británicos, es uno de los pasos marítimos del petróleo más importantes del mundo.