La telerrealidad del bisturí
Casi no se mira al espejo. No le gusta que refleje una nariz prominente, unos dientes saltones y desproporcionados, unos pómulos hundidos, una mirada triste y un cuerpo que se ha visto marcado por dos embarazos y el paso del tiempo... Con esta carta de presentación no es extraño que rezara para que sus hijos no heredaran su físico, según confiesa ella misma en Cambio radical.