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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El muro glorioso

Diego A. Manrique

Es el único productor que ha aportado un adjetivo al léxico musical: "Spectoriano" significa grabación apabullante, cargada de cuerdas y metales, anclada por un ritmo macizo, todo macerado en eco, al servicio de sentimientos monumentales, escenificados por voces de alta expresividad. Los primeros sesenta vieron su apogeo: sus producciones sacudían al oyente por su impacto sonoro, por ese dramatismo que glorificaba sus propios problemas emocionales.

En la edad de oro del pop orquestal confluían hábiles compositores, arregladores ambiciosos, espléndidos músicos, vocalistas dúctiles, productores visionarios. La penetración de los transistores garantizaba su difusión; se vendía en accesibles singles. Y el público era inmenso, los miembros del baby boom de posguerra que exigían música que retratara sus vivencias. Spector les entendía y quería ofrecerles lo mejor; judío de origen, sus cantantes eran negros o blancos que parecían negros hasta en su nombre (The Righteous Brothers). Aunque convendría relativizar sus logros, cuantitativamente menores en comparación con los magos de, por ejemplo, Motown. Pero ellos eran empleados anónimos, mientras que Spector creó una imagen de marca. Atrajo a Tom Wolfe, sagaz periodista conservador que indagaba en la burbujeante cultura juvenil, y quedó inmortalizado como "El primer magnate de lo teen". Conectaba al mismo tiempo con los Rolling Stones, encarnación del rock que acabaría con sus "sinfonías para adolescentes".

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A Phil le faltó flexibilidad para adaptarse a las transformaciones de la década prodigiosa. Se retiró tras fracasar en EEUU con el sísmico River deep, mountain high, de Tina Turner (1966). Megalómano, concluyó que si el mundo (las listas de venta) le rechazaba, la culpa era del mundo por no aceptar su genialidad. Astuto a la hora de almacenar copyrights, se podía permitir esos modos de Greta Garbo. Conservaba su reputación y vivió un repunte de esplendor a partir de 1970.

John Lennon y George Harrison eran fans y americanófilos; después de la sequedad funcionarial de George Martin, ansiaban medirse con un productor-artista capaz de devolverles a aquella radiante épica de su juventud. Con un negocio musical muy consciente de su historia, Spector podría haberse especializado en producciones retro. Pero los valientes que se atrevieron, Leonard Cohen (1977) y Ramones (1979), difundieron su inestabilidad mental, su ineficiencia. No volvería a producir hasta 2002, con Starsailor; los británicos terminaron despidiéndole. Lo siguiente de Spector le catapultó a las páginas de sucesos. Cualquiera que sea el resultado del juicio, su nombre ya no sugiere el "muro de sonido"; como O. J. Simpson o Robert Blake, hoy evoca el muy californiano fenómeno de celebridades que decidieron permitírselo todo.

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