"El hombre inventó las matemáticas para dimensionarse"
Enrique Zuazua (Eibar Guipúcoa, 1962) recibirá este jueves el Premio Euskadi de Investigación. El galardón reconoce la trayectoria brillante de este matemático, catedrático en la Universidad Autónoma de Madrid, que ha centrado su carrera en las ecuaciones en derivadas parciales y en la Teoría de Control, instrumentos que se aplican en el análisis de la meteorología o la aeronáutica. Licenciado en 1984, Zuazua se convirtió en 1990, con 28 años, en el catedrático más joven de España. Ha sido el primer gestor del Programa Nacional de Matemáticas y secretario de la ponencia que elaboró este programa para el Plan Nacional de I+D+i 2004-2007.
Pregunta. Una vez repasado su currículum (www.uam.es/enrique.zuazua), el premio no sorprende, a pesar de su juventud. ¿Investigar en España ya no es una quimera?
"Los matemáticos no necesitamos un salario excelente, sino un ambiente aislado"
"En España empieza a calar que el bienestar pasa por impulsar el conocimiento"
Respuesta. Creo que en España y en Euskadi empieza a calar entre la clase política que el bienestar pasa por impulsar la sociedad del conocimiento. La inversión todavía es escasa, es cierto, pero aquella frase de Unamuno, "que inventen ellos", ya suscita rechazo. Está claro que hasta en la planificación del turismo es necesario acudir a procedimientos más elaborados, con mayor calado científico.
P. Las matemáticas están asociadas a la elucubración, a la teoría pura, pero usted participa en proyectos muy concretos de diseño aeronáutico.
R. La consideración de las matemáticas como una disciplina sin ningún fin práctico es falsa. El ser humano inventó el lenguaje para comunicarse y las matemáticas para dimensionarse. Y las ecuaciones en derivadas parciales son herencia de Galileo y Newton: si quiero conocer el Universo, tengo que acudir a las matemáticas. Cuando hacemos previsiones meteorológicas no queremos diferentes respuestas, queremos una sola que nos permita saber qué tiempo va a hacer, si tenemos que coger el paraguas o la sombrilla. La ecuación del calor se escribió para conocer la propagación del calor, algo bien práctico. En EE UU, hay una fuerte inversión para que los matemáticos colaboren en áreas como la biomedicina. Ahora bien, entiendo que la manera en que esto se hace no es visible.
P. Su trabajo está vinculado a los avances tecnológicos que a veces se emplean en la fabricación de armas. ¿Cómo se enfrenta a ese dilema?
R. En todas las convocatorias públicas de investigación, aparece siempre una casilla en la que te solicitan permiso para utilizar tu trabajo en otras aplicaciones diferentes a las propuestas. Los matemáticos siempre marcamos "No". Otra cosa es que luego esos avances se desarrollan en ámbitos que no estaban previstos, porque siempre buscamos que nuestro trabajo tenga una universalidad, que el resultado valga siempre. Por eso, puede ocurrir que, por ejemplo, una investigación para el seguimiento de satélites se utilice en otro momento en el seguimiento de misiles. Al final, los matemáticos somos unos actores más de un equipo interdisciplinar.
P. ¿Cómo decidió estudiar Matemáticas, cuando la Universidad del País Vasco casi no tenía ni facultad?
R. Mi hermano me aconsejó que estudiara lo que a mí me apeteciera, sin prejuicios. Y así ha continuado mi carrera, casi por circunstancias. Si me dediqué a las EDP fue porque en la facultad, en Leioa, teníamos un gran ordenador, como un armario, algo que parece ahora del siglo XIX y que entonces resultaba muy atractivo. Hablo de la generación de 1981, los que inauguramos la Universidad del País Vasco, que nos encontramos afortunadamente con profesores que eran conscientes de que la ciencia se movía en un ámbito mundial.
P. Y luego siguió con sus estudios en París.
R. Sí, coincidió que estaba Etxenike como consejero de Educación y puso en marcha un programa de becas que me permitió proseguir mis estudios allí, con algunos de los mejores matemáticos de Europa.
P. También tienen fama de encontrar trabajo rápido.
R. Ese laberinto que son las matemáticas, que cuenta con salidas en distintas direcciones, es lo que nos permite ser útiles en muchos contextos, desde la ciencia pura a la política o la sociología. Y, además, tenemos la suerte de que podemos pensar en nuestros problemas mientras esperamos al autobús. Hemos hecho de nuestra afición nuestra profesión.
P. Es decir, que con papel y lápiz, basta.
R. Suelo insistir en que nuestras herramientas de trabajo son sencillas: silencio, pizarra y tiza, en centros con tecnología punta. Algo de eso comienza a verse en España. La investigación requiere, por ejemplo, de técnicos y administrativos que resuelvan los problemas burocráticos. Los matemáticos no necesitamos un salario excelente, sino ambiente de trabajo aislado y mucho, mucho tiempo para analizar los problemas, que a veces llevan toda una vida.
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