Israel rechaza contactos con el Gobierno palestino y mantiene el boicoteo financiero
Tel Aviv intenta que la UE persista en el aislamiento del nuevo Ejecutivo de Ismail Haniya
Israel no cede un ápice y hace oídos sordos a los tibios movimientos diplomáticos europeos para aliviar el bloqueo económico que castiga al Gobierno palestino. El Gabinete de Ehud Olmert reiteró ayer que no dará un paso atrás: no habrá contacto alguno con ningún ministro, ya pertenezca a Hamás o Al Fatah o sea independiente, y tampoco devolverá ni uno de los 600 millones de euros propiedad de la Autoridad Palestina que retiene ilegalmente. Aunque el embargo financiero se resquebraja paulatinamente, Tel Aviv insiste en que la comunidad internacional debe apostar por el aislamiento.
Un total de 19 miembros del Ejecutivo hebreo respaldaron la continuidad del boicot al Gobierno palestino constituido el sábado. Sólo dos ministros laboristas, el árabe-israelí Raleb Majadele y la titular de Educación, Yuli Tamir, se decantaron por la abstención. Los más extremistas, léase el ultraderechista Avigdor Lieberman, reclamaron incluso cortar por lo sano todo diálogo con el presidente Mahmud Abbas. "Israel espera que la comunidad internacional no sea engañada por la formación del Gobierno de unidad palestino y persista en su posición de aislar a un Ejecutivo que rechaza los principios establecidos por el Cuarteto", afirmó Olmert, en alusión a la negativa del Ejecutivo que dirige el islamista Ismail Haniya a reconocer la legitimidad de Israel y a renunciar a la violencia.
La sentencia destila cierta prepotencia, dado que los países europeos y Estados Unidos son perfectamente conscientes de las vicisitudes que han desembocado en la formación del Gobierno de coalición palestino y no ignoran que el boicot no ha rendido los frutos apetecidos: el derrocamiento del Ejecutivo de Hamás. Entre otros motivos, porque los países árabes ya han descartado esa medida de presión a la que se sumaron en la primavera de 2006. Y también porque entre la población palestina está muy extendida la opinión de que con las anteriores Administraciones, mucho más moderadas, tampoco consiguieron nada. Lo dijo recientemente la comisaria de Exteriores de la UE, Benita Ferrero-Waldner: " no dan a los palestinos ni siquiera esperanza".
No observa con agrado el Gobierno de Olmert las palabras del alto representante de la Política Exterior europea. "Como hemos dicho muchas veces, tendremos que esperar y ver", afirma Javier Solana. En el Gobierno hebreo sientan a cuerno quemado las declaraciones del ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lávrov, que reclama apoyo para el Gobierno palestino; y las de Noruega, que ha anunciado que establecerá relaciones con la Administración de Haniya.
Dura batalla diplomática
En todo caso, se avecina una dura batalla diplomática. Mientras la ministra de Exteriores israelí, Tzipi Livni, ha conversado durante el fin de semana con varios de sus homólogos de la UE y con el jefe de la diplomacia rusa, los flamantes ministros de Finanzas y Exteriores palestinos, Salam Fayad y Ziad Abu Amar, respectivamente, se embarcarán en una gira por varios países europeos y EE UU para tratar de persuadir a Washington y Bruselas de la imperiosa necesidad de levantar un bloqueo económico que ha sumido los territorios ocupados en una profunda depresión económica. No hay más que recorrer las ciudades de Gaza o Jan Yunis para apreciar cómo infinidad de hombres se sientan ociosos, tomando té, a las puertas de sus casas.
Israel está a la defensiva. En el campo diplomático, a la espera de la cumbre de la Liga Árabe que se celebrará en Riad el 28 y 29 de marzo, ha perdido la iniciativa. Aunque Olmert se ha reunido tres veces con Abbas desde diciembre, no se ha abordado ningún asunto de calado: sólo ha tratado la liberación del soldado Gilad Shalit, capturado en Gaza por Hamás en junio de 2006, y alguna medida de apoyo a Abbas que no ha servido para reforzarle ante sus conciudadanos. "Es hora de promover una iniciativa para impulsar el proceso de paz que nos permita actuar como líderes", destacó ayer la ministra de Educación, Yuli Tamir. Ninguno de sus colegas la respaldó.
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