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Reportaje:

Barcelona vertical

El Metropolitan Museum de Nueva York inaugura la exposición 'Barcelona & Modernity: Picasso, Gaudí, Miró, Dalí'

Mientras William van Alen cubría con gigantescos radiadores alados su Chrysler Building, Mies van der Rohe presentaba en Barcelona un edificio humilde, por horizontal, pero no menos utópico que el rascacielos. La maqueta del pabellón alemán para la Exposición Internacional del 29 es una de las piezas que dota de valor inherente a Barcelona & Modernity: Picasso, Gaudí, Miró, Dalí y, en el contexto de la ciudad más aerodinámica y vertical del planeta, confiere una contenida emoción a esta notable muestra que hoy inaugura el Metropolitan, comisariada por William Robinson y el equipo de expertos del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC).

La exposición, que ha viajado desde el Cleveland Museum of Art (80.000 visitas) y que podrá verse hasta el 3 de junio en el museo neoyorquino, agrupa 350 obras según un criterio cronológico (1868-1936) y temático. Su título, con los cuatro "faros" que iluminan la modernidad catalana, es de por sí un logotipo comercial, el apéndice de un espectáculo cultural mucho más grande. Barcelona conquista el aire.

350 obras componen un friso arquitectónico y artístico de Barcelona entre 1868 y 1936
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El lado catalán de Nueva York

Durante las últimas décadas del siglo XIX, mientras las máquinas, con sus formas caprichosas y lógicas, concentraban los sueños de los grandes arquitectos norteamericanos, Barcelona se preparaba para transformar su vieja estructura militar -la odiada Ciudadela borbónica- en una arcadia destinada al solaz de las clases populares. Josep Fontseré y un equipo de jóvenes arquitectos, entre los que se encontraban Gaudí y Domènech i Montaner, copiaron con más libertad que rigor el modelo de Frederick Law Olmsted para el Central Park de Nueva York, suscribiendo la máxima del diseño de espacios verdes de la nueva era: "Los parques son a la ciudad lo que los pulmones al ser humano".

En 1888 el parque de la Ciudadela estaba listo para albergar su primera Exposición Universal. Ironías del destino, cuando hoy Barcelona se prepara para competir con las grandes urbes turísticas, convertida en centro de ocio y alto consumo, cuando a las clases populares se las condena a vivir en el extrarradio, observamos glorificada y enfatizada su historia reciente entre las paredes del Metropolitan, y su imagen de marca moderna impresa en una banderola sobre la fachada de su grandioso edificio, para lo que se llama una foto oportuna.

Barcelona & Modernity comienza con la exhibición de los trabajos de artistas y arquitectos que se entregaron a aquella voluntad de universalidad, en una nueva capital europea que miraba a París y Nueva York; y concluye con las manifestaciones artísticas de vanguardia frente a la Guerra Civil. El marco no puede ser más ambicioso, ni el momento más hecho a medida: tres manzanas más arriba, en el inmaculado zigurat de Frank Lloyd Wright, se exhibe Pintura española: de El Greco a Picasso. Jamás en su historia de Nueva York se había mostrado tal concentración de arte hecho en España por metro cuadrado.

El MNAC ha participado con el asesoramiento del proyecto y con el préstamo de 50 obras capitales, a las que se han sumado las de otras colecciones americanas: del MOMA, el Chicago Art Institute, el Philadelphia Museum of Art, la National Gallery de Washington, el Pompidou y el Picasso de París, el Stedelijk de Amsterdam, la Tate Gallery de Londres y el Reina Sofía.

Desde la enyorança (nostalgia) del movimiento de la Renaixença, al somni (sueño) del Modernismo y al arte de protesta a que dio lugar la Guerra Civil. Un total de 350 obras componen el friso artístico y arquitectónico (con sus artes menores, cerámica, hierro forjado, cristal, mobiliario) de Barcelona, al que -idealmente- podría sumarse una visita al Oyster Bar, en Grand Central Terminal, y a la isla de Ellis, con su sala de recepción, cuya bóveda arqueada fue construida con el sistema del arco medieval catalán, importado en 1870 por la familia de constructores Guastavino, y que tan buenos resultados le dio a Gaudí. La muestra del Met es fabulosa: los mejores Casas (Retrato de Eric Satie), Rusiñol (Laboratorio de La Galette), Picasso (Le Moulin de la Galette), el Círculo dels Quatre Gats, otro Picasso excepcional, La Vie, Miró (La Masía), Anglada Camarassa, Gargallo, Mir... o piezas maestras de las artes decorativas (Masriera, Tusquets, Gaudí, Alexandre de Riquer, Jujol) y de la ciudad racionalista (Mies van der Rohe, Sert).

El humus barcelonés, hecho de tradición, espíritu práctico y fantasía, dio grandes maestros, quienes estimulados por la competencia, crearon una red de afinidades que hicieron de Barcelona una ciudad singular, gracias a que ésta tenía clientes, gentes e instituciones ambiciosas que querían dejar una huella profunda en su cultura material. Ésta sería la tesis de Barcelona & Modernity. Ayer, entre el grupo de personalidades y políticos catalanes que acudieron al Metropolitan, alguien de las filas del Ayuntamiento sugirió, sotto voce, que la capital catalana debía volver a todo aquello que había perdido desde la Guerra Civil hasta hoy, "regresar al espíritu de la Reinaixença, recuperar el sueño modernista que llevó a Barcelona y sus creadores a lo que son hoy, admirados en los mejores museos del mundo".

Un visitante, ante uno de los cuadros de la muestra <i>Barcelona & Modernity</i> en el Metropolitan de Nueva York.
Un visitante, ante uno de los cuadros de la muestra Barcelona & Modernity en el Metropolitan de Nueva York.EFE
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