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Reportaje:

Gasolina de naranjas

Valencia se apunta a la investigación para extraer combustible de los cítricos

Miquel Alberola

Las naranjas, concretamente, la corteza y la pulpa, pueden convertirse en bioetanol, un combustible de alto poder energético con características muy parecidas a las de la gasolina, pero más respetuoso con el medio ambiente. Lo intuyó en 1992 un investigador de Florida, Karen Gorhmann, y 12 años después el trabajo del Servicio de Investigación Agrícola de Florida ha permitido crear una planta que a mediados de 2007 producirá 190.000 litros de bioetanol anuales. En Florida saben convertir las naranjas en combustible y en la Comunidad Valenciana se producen cada año cuatro millones de toneladas. El Gobierno valenciano ha firmado un contrato con los propietarios de la patente y negocia con empresas españolas para apuntarse al bioetanol de las naranjas.

Con cada tonelada de residuos se podrían producir entre 75 y 80 litros de bioetanol

"Tenemos un producto en el que somos excedentarios y que es susceptible de transformarse en bioetanol; tenemos una factoría automovilística, Ford, que está interesada en el proyecto y que tendría más motivos para quedarse en la Comunidad Valenciana... Es una gran oportunidad", explica el consejero de Territorio y Medio Ambiente, Esteban González Pons, quien asegura que le habló del proyecto a Al Gore durante su reciente visita a Madrid y que le encantó la idea.

Se trata de una nueva oportunidad industrial compatible con la ecología, que permite una transición energética, que puede afianzar el vínculo de Ford con su planta de Almussafes y que, además, permite mantener la renta de quienes viven de la naranja, a la vez que evita el desastre ecológico que supondría la desaparición de su cultivo, cuya producción atraviesa una de las peores crisis de su historia, motivada por el minifundio. Pons está "convencido" de que se dan las condiciones y que "sólo hay que ponerlas en relación".

La Comunidad Valenciana destina al cultivo de los cítricos alrededor de 190.000 hectáreas. Dispone de cinco fábricas de zumo que generan unas 240.000 toneladas de corteza y pulpa al año. Además, una futura planta de zumos prevista en Sagunto duplicará esa cantidad, por lo que en un horizonte asequible se dispondría de 500.000 toneladas de residuos cítricos, ahora destinados a la alimentación animal. De acuerdo con las experiencias realizadas en California, el Gobierno valenciano calcula que estos desechos podrían generar 37.500.000 litros de bioetanol (el 16% de la producción española), que suministrarían mezcla de combustible para 550.000 vehículos sin necesidad de modificar el motor. Es decir, se podrían producir entre 75 y 80 litros de bioetanol por tonelada de residuos cítricos.

La Generalitat ha mantenido ya varias reuniones con Ford, que en 2001, con la cooperación de un consorcio sueco de organizaciones públicas y empresas y clientes privados, fue la primera firma en lanzar al mercado europeo un modelo con motor de bioetanol. Desde entonces ha comercializado en Suecia más de 15.000 vehículos. Suecia, que persigue terminar en 2020 con la dependencia del petróleo, ha puesto en marcha una red pública de surtidores de bioetanol a un precio inferior al de la gasolina (un 40% menos), y fomenta su uso mediante exenciones fiscales. El proyecto valenciano pasa por copiar la estrategia sueca: "Se puede impulsar una planta en un breve plazo. Siendo realistas, entre 10 y 15 años, pero las circunstancias de la crisis petrolífera pueden obligarnos a hacerlo en seis o siete", prevé González Pons. Para ello han invitado ya a empresas como Abengoa y Acciona, con experiencia en el sector. "Lo importante es que nos hayamos convertido en productores de bioetanol cuando empiece a faltar el petróleo", concluye.

Un trabajador recoge naranjas en un huerto de Vila-Real (Castellón).
Un trabajador recoge naranjas en un huerto de Vila-Real (Castellón).ÁNGEL SÁNCHEZ

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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