_
_
_
_
Análisis:LLÁMALO POP
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Hablar de música

Diego A. Manrique

Blancas bicicletas: creando música en los 60 (Global Rhythm), las memorias del productor Joe Boyd, llevan un prólogo del disquero Mario Pacheco, con un título vehemente: "Lo único mejor que la música es hablar de música". Le responde otro libro reciente: la reedición (Discos Crudos) de Por favor, mátame, de McNeil y McCain, historia coral del punk rock neoyorquino, que ahora incluye reflexiones y entrevistas del crítico Jaime Gonzalo. Gonzalo reprocha a uno de los protagonistas, Danny Fields, que en el tomo apenas se hable de música. Fields, un buscavidas que fue representante, se cabrea: "¡Hablar de música! La mayor idiotez que he oído nunca. Qué aburrido".

Una de las taras de la industria musical es precisamente que se hable poco de música: incomoda algo que provoca tantas pasiones. Supongo que tampoco se leen libros como éstos, que iluminan la dinámica de los movimientos creativos. El punk, por ejemplo. No conquistó entonces el mundo, como anunciaban Los Ramones, pero se transformaría en tendencia mainstream. En Blancas bicicletas, Joe Boyd evoca las condiciones que hicieron posible los sesenta: "La economía nos dejaba tiempo para viajar, consumir drogas, componer canciones y replantearnos el universo. Los mansos atacaban a los poderosos y a menudo ganaban o, por lo menos, marcaban goles. Los manifestantes de hoy parecen vasallos a las puertas del castillo en comparación con las multitudes fieramente determinadas y compactas a las que me uní en los sesenta".

Un momento: las palabras de Joe sugieren el pringoso chovinismo de los veteranos del 68. Quizás no haya tanta distancia entre Boyd y Fields. El neoyorquino lamenta que sus grupos -de Stooges a Ramones- no llegaran a arrasar. Y Boyd también suspira por oportunidades perdidas: pudo conseguir los derechos editoriales de Abba pero ¡olvidó firmar el contrato! Fields, judío y gay, no ve conexión entre el uso punki de la esvástica y el neonazismo. Sería instructivo escucharles conversar. A partir de la música, ya saben, se puede hablar de todo.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_