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Columna
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La tasa de actividad en Galicia

Los balances de situación de la economía gallega presentan grandes avances. En primer término, nos ilustran que las tasas de variación de crecimiento son elevadas (en torno al 4%) y superiores a los promedios españoles y europeos. En segundo lugar, si medimos la convergencia en términos de renta per capita, la dinámica es más rápida, debido a que el PIB per capita es el cociente de dividir el PIB por la población total; y como quiera que esta última magnitud está muy estabilizada, nos corresponde un poco más a cada uno, por tanto, nuestra aproximación a los promedios nacionales y europeos se produciría con mayor celeridad. Y en tercer término, los índices de producción industrial también presentan crecimientos más intensos.

Otro indicador positivo es el que hace referencia a la disminución de la tasa de paro. Este dato es revelador desde el ámbito social y desde la perspectiva de las oportunidades. Antaño la tasa de paro gallega era superior a la española (dadas las características de una economía muy atrasada) pero, en la actualidad, las curvas se han cruzado y estamos en situación inversa: la tasa de paro en Galicia es inferior a la española. Si estos indicadores son buenos y subrayan magnificas expectativas ¿cuáles son nuestras preocupaciones? La primera hace referencia a que nuestro crecimiento es positivo, pero creamos empleo en menor proporción que nuestra variación en crecimiento y en menor cuantía proporcional que las áreas territoriales más dinámicas. Como apunta la ley de Okun, debemos crecer más del 4% anual para que la tasa de creación de empleo sea significativamente elevada. Dicho de otra forma, a pesar del fuerte crecimiento de la economía gallega, los empleos generados no son tan elevados, debido a que el actual patrón de crecimiento no es lo suficientemente eficiente para aumentar la demanda de nuevos empleos.

En segundo término, en los últimos 10 años se aprecia un estancamiento de la población activa. Ello significa que si lo medimos por las tasas de actividad (porcentaje de activos sobre la población en edad de trabajar) los índices nos sitúan por debajo de la media española. Esta situación preocupa ya que podemos convertirnos en población asistida si no somos capaces de incrementar estas tasas y bases de activos. Como quiera que los activos se estabilizan, la tasa de paro irá hacia abajo, pero ello no es síntoma de reactivación económica, pues en ocasiones es más cuestión de un efecto estadístico.

Y la tercera preocupación hace referencia a la baja productividad, ya que la generación de riqueza en función de la población ocupada y de las condiciones y disponibilidad de los factores productivos, aunque muestren una tasa de variación positiva y en crecimiento (la productividad gallega crece a un 5% de media anual en el periodo 1998-2004, cuando la española lo hace al 3,03% y la de UE-25 al 3,43%), no garantiza una rápida y mejor acompasamiento de las tasas de productividad de nuestra economía respecto a la europea, espacio geográfico con el que intercambiamos más de tres cuartas partes de nuestros productos.

La preocupación por el problema de la tasa de actividad ya suscitó un amplio debate en otros países europeos. En algunas economías, los inmigrantes agrandaron la base de la población activa y con ello la tasa de actividad. En Galicia, el porcentaje de inmigración que debería nivelar la base poblacional todavía es muy bajo, pues sólo representa el 2,5% del total de la población cuando en España se aproxima al 8,5%. Y en lo que respecta a la tasa de natalidad, los índices de Galicia son muchos más bajos lo que evidencia un proceso de envejecimiento muy ostensible. Estas reflexiones llevan a que la economía gallega debe re-enfocar el patrón de crecimiento y, sobre todo, debe empezar a preocuparse de la evolución demográfica y, en concreto, de la población activa. La reciente presentación del Programa Operativo de Galicia 2007-2013 ha servido para diagnosticar con exactitud los problemas y para enfocar con gran rigor las perspectivas de futuro al socaire del análisis de las nuevas magnitudes económicas. Esperamos, pues, una actuación contundente en este sentido.

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