Morales pacta con Lula una subida del gas
Bolivia aún debe negociar con Brasil el incremento de precios para el 90% del suministro
El presidente boliviano, Evo Morales, se fue ayer de Brasilia con una pequeña victoria. Le arrancó a su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, un aumento del 252,9% en el precio del gas que Bolivia suministra a la central eléctrica brasileña Cuiabá, en el Estado de Mato Grosso. El espectacular aumento, no obstante, sólo se aplica al 10% del gas que Bolivia vende a Brasil. El precio por el grueso de las exportaciones aún se está negociando.
El incremento del precio del gas boliviano que recibe el Estado de São Paulo y buena parte del resto del sur del país representa el 90% de los 30 millones de metros cúbicos que Bolivia suministra diariamente a Brasil. El precio de esta energía, el tema más espinoso, no llegó a ser zanjado durante la visita de Morales a Brasilia. Los asesores brasileños en materia energética anunciaron ayer que en los próximos días se cerrará el pacto sobre el suministro de gas boliviano. Será entonces cuando se sepa si el pulso lo ha ganado Morales o Lula.
De momento, puede decirse que Morales ha ganado el primer asalto. La principal victoria del presidente boliviano en su viaje fue el aumento del precio del gas vendido a la termoeléctrica de Cuiabá de 1,19 dólares (0,90 euros) por millón de unidades térmicas en enero, hasta 4,20 dólares (3,2 euros) a partir del 15 de abril. Lo que pretende Morales ahora, es que Brasil pague cinco dólares por cada millón de unidades térmicas por el gas que envía a São Paulo y al sur brasileño, el mismo precio que el presidente boliviano ya arrancó al Gobierno argentino.
Aunque lo que más le interesaba al presidente Morales de su visita relámpago a Brasilia era conseguir un aumento del precio del gas, no desaprovechó la ocasión para obtener el compromiso de Brasil de reducir en un 100% los aranceles sobre productos importados de Bolivia.
A su regreso a Bolivia, Morales se enteró de que su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), había acordado con la oposición respetar la norma de que los artículos de la nueva Carta Magna se aprobasen con dos tercios de los votos en la Asamblea Constituyente. El pacto facilitará el trabajo del órgano, que lleva seis meses paralizado.
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