Ropa mejor que cifras
Por cuarto año consecutivo, en 2006 bajan las cifras de la moda española. Baja el número de empleos en el sector textil-confección (20.000 menos) y la producción (se sitúa en 10.950 millones de euros), según el Centro de Información Textil y de la Confección (Cityc). Pero en Cibeles no se ve más caja registradora que la de la cafetería instalada en la carpa-barracón del Retiro. Así que, en la oscuridad de este escenario alargado, las cifras pierden protagonismo en favor de las prendas.
Las primeras ayer fueron las diseñadas por Elio Berhanyer. Los petit robe noir, grandes cuellos de volumen estilo hada o impecables trajes pantalón fueron el punto fuerte de este veterano de la moda, que apostó sin reservas por el estilo Rania de Jordania de falda larga y camisa. Devota&Lomba puso de relieve sus trajes con lazos tridimensionales como las figuras del origami. Larraínzar sacó a desfilar a sus modelos con faldas de encaje sobre pantalón, con camisetas rockeras y largas faldas de vuelo, chaquetas cortas y pantalones masculinos de cuadros. Ailanto se propuso sofisticar el chic bohemio con minivestidos de seda con mucho vuelo, patchwork y grandes jerséis de lana.
Homenaje al negro con inspiración rockera. Aunque así explicaba Roberto Torreta su colección, poco tiene que ver con el mundo heavy. Piel grabada que imita el cocodrilo o metalizada hasta alcanzar un verde cobrizo, franela de efecto arrugado con hilo de metal, lentejuelas envejecidas, organza y raso son los materiales con los que ha confeccionado sus prendas de silueta despegada y setentera. Duyos hizo del acolchado con toque guatiné su promesa para el invierno. Poca forma en sus prendas y hasta cinco telas cosidas en un mismo abrigo. Ropa deslocalizada en cierta medida, como toda la mostrada en Cibeles. En las cifras de la llamada moda española va pesando su apellido extranjero.
Babelia
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