EE UU reduce un 40% la ayuda para combatir la droga en los Andes
Venezuela, Bolivia y Ecuador creen que es en represalia por oponerse a las políticas de Bush
La propuesta del presidente de EE UU, George W. Bush, de recortar un 40% las ayudas para combatir el narcotráfico en los países andinos ha sentado muy mal a los Gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador. La financiación se reduce de 558 millones de euros a 340 millones, según el presupuesto estadounidense presentado por la Casa Blanca. Los tres regímenes suramericanos creen que Washington los castiga por oponerse a sus dictados en la región.
La decisión de Bush de reducir tan drásticamente las ayudas para la lucha contra el narcotráfico en la región andina ha aumentado la fricción ya existente entre los regímenes de Hugo Chávez en Venezuela y de Evo Morales en Bolivia, y la desconfianza del recientemente electo Gobierno ecuatoriano de Rafael Correa.
Bush, que ha solicitado más dinero al Congreso estadounidense para las guerras de Irak y Afganistán, ha reducido la futura financiación para la lucha contra el narcotráfico en los Andes. En el presupuesto de 2008, Venezuela no recibirá ni un céntimo para esos fines, Bolivia y Ecuador percibirán menos de la mitad de lo que les dieron en 2006 y Perú aún mucho menos.
"La decisión de Estados Unidos es por razones políticas y no técnicas", dice Ilder Cejas, portavoz del Ministerio de Defensa Social de Bolivia. "El pasado año hemos cumplido con creces los objetivos de la lucha contra el narcotráfico y, en vez de recompensar este esfuerzo, nos quitan recursos (...) Es francamente sorprendente", añade. Cejas cuenta que el embajador estadounidense en Bolivia les explicó que la medida no suponía en ningún caso "una reducción" y mucho menos "una represalia", sino "un reajuste" de las ayudas internacionales que da EE UU.
La ministra de Exteriores de Ecuador, María Fernanda Espinosa, declaró esta semana: "Hemos hecho un gran esfuerzo en la lucha contra el narcotráfico y necesitamos que EE UU cumpla sus compromisos y nos ayude en esta tarea". Espinosa dijo esto tras una reciente reunión en Quito con su homólogo de Venezuela, Nicolás Maduro. El diplomático chavista fue menos moderado en su crítica: "Que agarren sus recursos y hagan lo que crean que tengan que hacer". El ministro añadió que su país no quería "dinero del diablo".
"Creo que EE UU ha recortado las ayudas no tanto por la política beligerante que mantienen con regímenes como los de Chávez, sino porque Washington no ve resultados concretos", explica Carlos Malamud, analista del Instituto Elcano. "Venezuela está enfrentada a la DEA [agencia antidroga estadounidense] y Bolivia ha aumentado la superficie de cultivo de coca (...). No son, digamos, señales de que se practica una política contundente contra el narcotráfico", añade.
El profesor Mauro Cerbino, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de Quito, sostiene que Washington sólo recompensa la mano dura, por eso "Colombia, que fumiga los campos de coca con glifosato [un herbicida que rechazan usar todos los demás países andinos por sus efectos nocivos], aún es premiada con una ingente cantidad de dinero". Aunque el Ejecutivo colombiano de Álvaro Uribe, un estrecho aliado de Bush, recibe la mayor parte de las ayudas, éstas también se reducen para 2008, aunque en menor proporción. Cerbino también relaciona la rebaja de la asistencia financiera al anuncio del presidente Correa de que no renovará el acuerdo que hoy le permite a EE UU tener una base en Ecuador.
En todo caso, los analistas coinciden en que no es bueno que la política interfiera tanto en la lucha contra las drogas, y más aún cuando la guerra se está perdiendo. Hace poco, la ministra del Interior peruana, Pilar Mazzetti, reconoció a la agencia Reuters que la producción de cocaína había subido mucho en los últimos años. Mazzetti señaló estos días que la reducción de las ayudas de EE UU podría afectar a programas de erradicación de cultivos.
Varios estudios dan cuenta de que, a pesar de la reducción de las áreas de cultivo, los narcotraficantes cuentan hoy con tecnologías que les permiten producir más cocaína en Colombia y Perú. También disponen de mejores medios para transportarla por Ecuador y Venezuela hacia el mercado estadounidense. En 2004 y 2005, se produjeron más de 900 toneladas de cocaína en la región andina, una cifra que no se veía desde finales de los años noventa.
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