Un 68% de los alumnos de primero de Magisterio en Holanda suspende en gramática y ortografía
Los futuros maestros holandeses no empiezan con buen pie. Dos tercios de los 6.000 estudiantes de primer curso de la rama de Magisterio, los que impartirán clases en la escuela primaria, han suspendido un examen de gramática y ortografía preparado por el servicio de formación profesional de grado superior. En septiembre pasado, el 48% del mismo grupo (la carrera suma cuatro años) no superó una prueba de aritmética pensada para alumnos de básica.
Ante tan desalentadores resultados, el consejo que reúne a los 45 centros de formación profesional superior del país (en Holanda, Magisterio no es una carrera universitaria) ha propuesto implantar un año lectivo previo al acceso a las escuelas para futuros maestros. Aunque no sería obligatorio y comenzaría al concluir la secundaria, serviría para que aprendieran "a leer y escribir ellos y los demás aspirantes al resto de diplomas", ya que "todos están en una situación parecida", asegura Doekle Terpstra, presidente del consejo.
En su opinión, la responsabilidad de la mala preparación de estos alumnos recae en el Gobierno, que no habría cumplido su promesa, hecha en 2005, de ocuparse de ellos. Para la corporación encargada de regular la educación secundaria en su conjunto (los grados de FP y el bachillerato que dan acceso a la universidad), añadir un curso entero es excesivo. "Con darle mayor énfasis a la gramática y la ortografía debería bastar", asegura su responsable, Sjoerd Slagter. Eso, que parece lo más rápido, choca con la tradición educativa nacional, que ha primado la capacidad de expresión verbal y el comentario de texto sobre la ortografía y la sintaxis.
En los exámenes finales escritos de lengua holandesa en secundaria, no se baja la nota del análisis de texto aunque haya faltas de ortografía o sintaxis. La otra parte de esta prueba consiste en un resumen de un pasaje al que sólo puede restarse un 20% de la nota si tiene errores. Ello se explica en parte por las exigencias de la actual ley educativa a la hora de evaluar al alumnado. Un 40% de la nota recae en la capacidad de expresión verbal del alumno. El 60% restante se reserva para la escrita, entendida ésta como habilidad para armar un argumento coherente. De nuevo, sintaxis y ortografía pasan a segundo plano.
Para algunos directores de centros de secundaria que prefieren no identificarse, la casi total libertad brindada por el Ministerio de Educación para repartir las horas dedicadas a impartir holandés ha contribuido a agudizar el problema. Ante la preferencia del mercado laboral por asignaturas más técnicas, la lengua ha ido perdiendo terreno. Sin embargo, Maria van der Hoeven, titular de Educación, sostiene que el refuerzo del temario de los aspirantes a maestros de primaria es esencial para mejorar el panorama educativo nacional.
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