Raúl Castro dice que Fidel mejora y que "se le consulta todo"
El jefe del Ejército saludó a varios escritores represaliados en la Feria del Libro de La Habana
Hay comandante para rato. Es lo que vino a decir el presidente interino de Cuba, Raúl Castro, al referirse por primera vez en varios meses al estado de salud de su hermano mayor. "Fidel va mejorando por día", hace mucho ejercicio y está al tanto de todas las cuestiones importantes, comentó el jueves en la inauguración de la XVI Feria Internacional del Libro de La Habana. Y bromeó con un grupo de periodistas: "Tiene un teléfono al lado y lo usa bastante".
"Por suerte a mí no me llama; llama a Lage , llama a Felipe [Pérez Roque, el canciller]". Según dijo, al mandatario comunista "se le consulta todo", aunque Fidel "no interfiere" en la vida política.
El segundo hombre de la jerarquía cubana confirmó lo que otros amigos extranjeros habían asegurado antes: que después de graves complicaciones médicas, Fidel se recupera; ahora parece que sí. El último en aportar datos fue el ex canciller venezolano y actual embajador en Cuba Ali Rodríguez, quien el miércoles dijo que Castro "ya ha comenzado a alimentarse" y que desde que lo hace "ha mejorado significativamente".
Según analistas, lo más destacado de lo dicho por Raúl no es lo referido a la favorable evolución de su hermano, sino lo que tiene que ver con su salud mental y su capacidad de intervenir en las decisiones de gobierno. Cuando ya muchos creían que Castro estaba fuera del ajedrez del poder, las palabras de Raúl suscitaron dos interrogantes en medios diplomáticos: ¿Quién está mandando hoy, Fidel o Raúl? Y... ¿hasta qué extremo el comandante condicionará el futuro político de Cuba, más allá de su condición de referente histórico, aunque no se recupere del todo?
Sin embargo, para algunos lo más relevante de lo ocurrido el jueves en la feria del libro tiene que ver con una reciente polémica que ha conmovido al mundo intelectual, a raíz de la rehabilitación pública en televisión de varios ex funcionarios vinculados a la etapa más negra de la cultura cubana. Fue sobre todo el rescate de Luis Pavón Tamayo, considerado el principal ejecutor de la política que censuró y marginó en los años setenta a cientos de intelectuales y artistas cubanos por ser homosexuales y no cumplir los parámetros revolucionarios, lo que provocó la protesta y movilización -vía correo electrónico- de una multitud de escritores y artistas, quienes pidieron una rectificación a las autoridades, algo insólito en Cuba.
Después de un mes de intenso debate cultural y político -nada complaciente-, llegó la feria del libro... Y ocurrió lo imprevisto: apareció Raúl sin charreteras, vestido de manera informal, con chaqueta gris y descorbatado, acompañado de la plana mayor del Gobierno; un gesto que fue interpretado por los protagonistas de la protesta como un respaldo a sus posiciones. Raúl estrecho las manos de muchos de los escritores represaliados en los setenta, hoy rehabilitados, entre ellos el poeta César López, autor al que rinde homenaje la feria en esta XVI edición.
En un hecho sin precedentes, al hablar en el acto inaugural ante Raúl y el auditorio, López citó como parte de la cultura cubana de hoy y siempre a los escritores exiliados Guillermo Cabrera Infante, Heberto Padilla, Reynaldo Arenas, Severo Sarduy, Gastón Baquero y Jesús Díaz; todos cadáveres, es cierto, pero que provocan urticaria en la oficialidad.
Reclamó César López que la feria inaugurada "supere cualquier limitación que en el transcurso de los años pueda haber mostrado, soportado y sufrido nuestra cultura". Al terminar, Raúl le felicito y hubo más: por la noche, la misma televisión que rescató a los censores provocando la polémica, emitió las palabras del intelectual, con todas sus menciones. La foto escogida ayer por el diario Granma para ilustrar el comienzo de la feria era la del apretón de manos entre el jefe del Ejército y el poeta, y en la Cuba oficial no hay mucho margen para las casualidades políticas. Para los símbolos sí, y en este caso parece claro.
Disentir es un derecho
La polémica intelectual que desde enero sacude los ordenadores de escritores y artistas cubanos incluye correos electrónicos, numerosas reuniones con el ministro de Cultura, Abel Prieto -quien les ha brindado respaldo en su enfrentamiento con la televisión por rescatar la memoria de los represores-, y la celebración de un debate sobre el quinquenio gris, el 30 de enero y a puerta cerrada en la Casa de las Américas, en el que participaron 450 intelectuales y artistas.
En el intercambio de ideas han intervenido importantes figuras, incluidos algunos cercanos a Raúl Castro, como el ex presidente del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), Alfredo Guevara, que consideró el intento de rescatar a momias políticas del pasado en estos momentos delicados, con Fidel enfermo, "una trampa" a la revolución.
Tanto en el intercambio de cartas como en los debates de la Casa de las Américas algunos han criticado la política cultural del pasado y del presente. El cineasta Enrique Colina ha recordado que 20 películas del ICAIC, entre ellas Fresa y Chocolate, siguen vetadas en la televisión cubana. Y otros han dicho que el debate sólo tiene sentido si sirve para abrir espacios institucionales para disentir y discrepar, pero no como concesión sino como un derecho.
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