La Unión Europea asumirá la tutela del territorio a partir del próximo 1 de julio
Las instituciones europeas reclaman a serbios y kosovares flexibilidad y responsabilidad
La UE se prepara para asumir a partir del 1 de julio la tutela de Kosovo con la misión de desarrollar un Estado de derecho con presencia en la escena internacional y en conjunción con unas fuerzas de la OTAN que deben velar por el mantenimiento de la paz en un territorio independiente de hecho. El plan depende de una nueva resolución de Naciones Unidas, que sólo se conseguirá si no hay veto ruso. Las instituciones europeas reclamaron ayer al unísono a serbios y kosovares flexibilidad, responsabilidad y realismo. A cambio, Belgrado verá despejarse el camino hacia la Unión.
"Espero que ambas partes muestren responsabilidad, flexibilidad y reconozcan la necesidad de alcanzar una solución realista basada en un acuerdo", manifestó Javier Solana, alto responsable para la Política Exterior de la Unión, en un comunicado emitido tras el anuncio del plan de Martti Ahtisaari. Desde la Comisión Europea, el responsable de la Ampliación, Olli Rehn, agregó que la UE "está comprometida con la perspectiva europea de toda la región de los Balcanes". La transigencia será debidamente recompensada, vino a decir Bruselas a Belgrado: Kosovo a cambio de la futura entrada en la Unión.
Saliendo al paso de quienes piensan que la escisión kosovar establece un precedente, desde la Comisión se recordó la consigna ya expresada por Franz-Walter Steinmeier, ministro de Exteriores de Alemania, presidente de la Unión. "Kosovo es un caso sui géneris y no proporciona una guía para nadie".
"Pido encarecidamente a Belgrado y Pristina que trabajen activamente con Martti Ahtisaari sobre esta propuesta", insistió Solana. El plan del emisario de Naciones Unidas no establece un calendario, pero Bruselas trabaja sobre la hipótesis de que, a partir del próximo 1 de julio, asumirá el relevo de la ONU en la administración del territorio. La Casa Blanca consideró "justo y equilibrado" el plan.
Moscú se opone a cualquier solución que no sea aceptada por Belgrado y el no ruso supondrá la prolongación del actual estado de cosas, que medios comunitarios consideran insostenible y abocado a un estallido.
El puesto crucial será el de Representante Civil Internacional (RCI), que también lo será de la UE. Para ocuparlo se prepara Peter Feith, un diplomático holandés, viejo conocedor de los Balcanes que ha tenido como última misión la de contribuir a la pacificación de la provincia secesionista indonesia de Aceh. Su segundo será un estadounidense. El RCI tendrá amplios poderes. Será la autoridad última en Kosovo en lo relativo a la interpretación de los aspectos civiles del acuerdo que haya aprobado el Consejo de Seguridad. Podrá anular decisiones o legislación adoptadas por las autoridades kosovares y sancionar o destituir a quienes violen la letra o el espíritu de lo pactado.
Del Representante Civil dependerá directamente la misión de policía que prepara la Unión. A falta del ajuste final, Bruselas trabaja sobre la hipótesis de que serán unos 1.400 efectivos proporcionados por los diferentes países, de los que alrededor de 800 ya están sobre el terreno en la estructura de la ONU. De ellos, unos 100 serán jueces, fiscales y funcionarios de prisiones. Desarrollarán labores de formación para ayudar a que Kosovo tenga estructura y procedimientos propios de un Estado de derecho. Además de justicia y policía, trabajarán en el servicio de aduanas.
La presencia militar internacional, concebida como complemento de fuerza de último recurso en apoyo del RCI, se encarnará en la OTAN, que prorroga por tiempo indefinido su presencia en el territorio con el nombre de KFOR. Jaap de Hoop Scheffer, secretario general de la Alianza, añadió ayer a las recomendaciones civiles de las instituciones comunitarias, la vertiente militar: "KFOR responderá firmemente a cualquier intento de recurrir a la violencia para obstaculizar el proceso político". KFOR cuenta ahora con 15.000 militares, de los que unos 700 son españoles.
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