Luca Ronconi centra 'Tosca' en el conflicto entre la religión y su uso político
Luca Ronconi, un renovador de la escena que comenzó como actor en la década de los cincuenta de la mano de Michelangelo Antonioni y se hizo imprescindible como director de teatro desde que montó Orlando furioso en 1969, aseguró ayer en Sevilla que la ópera necesita un cambio en la actitud del público. "Lo mejor para la ópera sería que el público dejase de una vez de invocar el respeto a viejas convicciones y se atreviera a aceptar propuestas con buen sentido", afirmó Ronconi, quien está en la capital andaluza para reponer su primera puesta en escena de Puccini, la Tosca que dirigió para el Teatro de la Scala de Milán en 1996. Aunque el Maestranza de Sevilla ya ha ofrecido otro título dirigido por Ronconi, Lohengrin, de Wagner, es la primera vez que el director italiano visita este escenario, ya que en la ocasión anterior supervisó la producción uno de sus colaboradores.
Ronconi ha centrado su propuesta de Tosca en el conflicto que existe "entre la religión y el uso político de la religión". "Por ejemplo, la religiosidad del personaje de Tosca, que es una mujer normal con la que el pueblo se siente identificado; es opuesta a la religiosidad del poder que ejerce Scarpia, el jefe de la policía".
Tosca, que podrá verse del 9 al 17 de febrero -salvo el día 11-, tiene un doble reparto que encabezan las sopranos Maria Guleghina y Elisabete Matos (Tosca), los tenores Sergej Larin y Misha Didyk (Cavaradossi) y los barítonos Renato Bruson y Albert Dohmen (Scarpia). Al frente de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla estará Bruno Aprea.
Revolucionario del teatro
Ronconi, romano de 74 años nacido en Túnez -donde su madre era profesora de lengua-, revolucionó la escena a finales de los años sesenta, sacando los espectáculos de los teatros para montarlos en edificios y espacios alternativos. Entre 1975 y 1977, fue director de la sección de teatro de la Bienal de Venecia y desde 1999 es director artístico del teatro Piccolo de Milán. La Tosca que podrá verse en Sevilla está ambientada a principios del siglo XX y es "casi" fiel a la época histórica del libreto.
"Tosca es una ópera que se presta mucho a la transposición de época, se han hecho muchos montajes llevándola a la Roma papal, a los años de la ocupación alemana o a nuestros días. A mí, personalmente, no me gustan las revisiones para hacer una puesta en escena contemporánea. Es algo que está ya un poco anticuado", apunta Ronconi, quien en 2002 recibió fuertes críticas de miembros del Gobierno de Berlusconi por parodiar al Gabinete en su versión de la comedia Las ranas, de Aristófanes, que representó en el teatro griego de Siracusa (Sicilia). El director tuvo que suprimir uno de sus decorados. "Cierta censura que, al final, lo que hace es dar publicidad a lo que intenta censurar; demuestra la estupidez de la propia censura", apuntó en este sentido.
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