"Le soltaron los frenos de la bici y murió"
Una madre denuncia que dos compañeros de escuela provocaron la muerte de su hijo
"Perdí a mi hijo. Era el único que tenía. No lo he querido explicar hasta ahora, pero no puedo olvidarlo. Dos chicos de su clase le estroperaron los frenos de su bicicleta. Mi hijo no pudo frenar, fue atropellado por un coche y murió". Mayra Rivera habla con una mezcla de firmeza y con lágrimas contenidas. En su cara se nota que tiene muchas lágrimas guardadas en los últimos tiempos. Está de baja por depresión aguda.
Mayra es ecuatoriana de la ciudad de Esmeraldas. Llegó a Barcelona hace ocho años con su hijo Galo W. Estupiñán Rivera, tras separarse de su marido. El chico tenía 11 años cuando murió y cursaba sexto de primaria con sus dos compañeros, de 12 años.
La muerte de Galo se produjo hace 20 meses en Barcelona. Mayra no tiene consuelo, pero sí memoria. Recuerda bien aquel fatídico 7 de mayo de 2005. Denuncia acoso contra su hijo. "Le insultaban a veces compañeros de colegio. Nosotros somos morenitos. Galo me decía que se metían con el color de su piel", dice Mayra rodeada de fotos del niño en su casa de la localidad barcelonesa de Sant Andreu de la Barca. "Los chicos se habían peleado el viernes 29 de abril. Se lo expliqué por separado a la dirección de la escuela, a la profesora de mi hijo y a una tercera profesora a la que conocía. Me dijeron que se pondrían en contacto con la familia de uno de los chicos". El colegio público, situado en la parte alta de la calle de Cerdenya, y la Generalitat dijeron ayer que los hechos ocurrieron fuera del centro escolar y que la madre nunca dijo que su hijo sufría acoso. "Ese mismo viernes en un parque cercano al colegio le pedí a uno de los chicos que no se metiera con Galo y allí mismo me pidió disculpas", dice.
Ocho días después era sábado y su hijo fue a jugar con sus dos compañeros. Ella estaba en el trabajo. Quedaron en la zona alta de la calle Cartagena. Los dos compañeros de Galo llevaron una bicicleta y Galo la suya. Le propusieron un intercambio de bicicletas. "Mientras mi hijo iba con la de ellos, le estropearon un freno y como no fue suficiente le rompieron el otro", relata Mayra y atestiguan las declaraciones hechas en su día ante el juez. "Mi hijo bajó la calle Cartagena [una vía con una pendiente muy pronunciada] y no pudo frenar". En el cruce con Sant Antoni Maria Claret un primer coche le esquivó pero otro le arrolló y el chico murió.
Mayra denunció los hechos a un juzgado barcelonés y pidió una indemnización a la aseguradora y al conductor del coche que arrolló a su hijo. Dice que no actuó entonces contra los menores y sus familias, aunque ahora retomará la vía judicial y presentará en unos días una demanda contra las familias de los dos chicos. El juez no apreció exceso de velocidad en el coche y exoneró al conductor, pero fijó "una pequeña indemnización" a favor de Mayra. Ahora, la aseguradora le ha demandado a ella por daños y perjuicios. En la causa consta que Galo y sus compañeros se intercambiaron las bicicletas y que los frenos de la de éste fueron manipulados. La Guardia Urbana afirmó en un atestado hecho en mayo de 2005 que hubo "una manipulación del sistema de frenado de la bicicleta" de Galo.
¿Quién manipuló los frenos de la bicicleta? En la causa judicial figura que
"a las cinco de la tarde de ese mismo día [el de la muerte de Galo] los dos chicos fueron a casa de una compañera de clase". Uno de ellos "explicó cómo le había quitado los frenos y se había pegado [Galo] contra un coche". Un menor dijo que su compañero "le había conminado a permanecer callado en varias ocasiones".
En otro pasaje de la causa se lee: "Cuando se quedaron solos uno de ellos manifiesta que quería quitarle el freno de atrás a la bicicleta de Galo, pero como no sabía hacerlo" fue el otro "quien le quitó los dos frenos". Preguntado si ese día intercambió su bicicleta con la de Galo y quién propuso el cambio responde que "sí lo hizo" y que fue él mismo quien le ofreció el cambio. Sin consuelo, Mayra ha querido hablar y dice que volverá al juzgado para pedir justicia por la muerte de su hijo.
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