La mayoría de los españoles apoya la 'muerte digna', según varias encuestas
Madeleine Z., la mujer de 69 años enferma de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que se quitó la vida el pasado viernes, era defensora de la eutanasia y del suicidio médicamente asistido. Había visto morir, sufriendo mucho, a su marido. "Yo le pediría al Gobierno que los médicos no se solivianten cuando les hables de ello", decía. Mientras, hace poco más de dos meses, el Comité Consultivo de Bioética de Cataluña presentó un extenso documento (preparado por médicos, juristas y especialistas en bioética) en el que propone despenalizar la eutanasia y el suicidio asistido en determinados supuestos.
Entre ellos, la enfermedad terminal o incurable que provoca sufrimientos que el enfermo vive como insoportables, a solicitud de éste, y cuando de forma libre y reiterada, pide la muerte.
La propuesta, que se basa en las leyes que legalizaron la eutanasia en Holanda y Bélgica, tiene como centro la reforma el artículo 143 del Código Penal, que castiga con penas de cárcel al que preste ayuda necesaria al suicidio.
En una encuesta realizada a 1.448 personas de entre 15 y 29 años por el Instituto de la Juventud en primavera de 2006, la pregunta de si le parecía correcto ayudar a morir a un enfermo incurable recibió un 76% de respuestas afirmativas y un 15% de contestaciones negativas.
En 2001, la respuesta a la misma pregunta de una consulta del CIS recogió un 72% de respuestas positivas, cosechando más apoyos que el matrimonio homosexual (68% a favor), legalizado desde 2005.
Todas las edades
Ciudadanos de todas las edades preguntados por el CIS en 1995 (la última consulta del organismo en que se planteó la cuestión) ya se mostraban de acuerdo con que "un enfermo incurable tiene derecho a que los médicos pongan fin a su vida". Las respuestas positivas rondaban un 70% en menores de 45 años y disminuían en edades superiores, pero eran mayoritarias (en torno al 53%).
La mayoría de los 1.057 médicos consultados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en 2002 (un 59,9%) estaba de acuerdo en que se regule la eutanasia o el suicidio asistido. Quizá porque un 84% consideraba que con los cuidados paliativos no se resolvía todos los casos en los que el enfermo desea la eutanasia. En el mismo sondeo, también más de la mitad (un 57,6%) decía que había recibido peticiones para retirar tratamientos y el 19,5% para acelerar la muerte (ver gráfico).
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