Berlusconi se libra de varios juicios al prescribir los supuestos delitos

El juicio a Silvio Berlusconi que se desarrolla estas semanas parece destinado, como otros anteriores, a concluir en nada: los delitos han prescrito o están próximos a la prescripción. Los magistrados de la Sala Primera del Tribunal de Milán anunciaron ayer la supresión de varias de las acusaciones por ese motivo. Fueron canceladas las acusaciones referidas a supuestas apropiaciones indebidas cometidas hasta julio de 1999, y las presuntas falsificaciones de balances y los fraudes fiscales cometidos hasta final de 1998.

El nuevo juicio, iniciado en noviembre, se centra en Mediaset, el grupo televisivo de Berlusconi. Además de Il Cavaliere, se sientan en el banquillo el presidente de Mediaset, Fedele Confaloniere, otros dirigentes de la sociedad y el abogado británico David Mills. Según los fiscales, Mediaset utilizó sociedades instrumentales en el extranjero para adquirir lotes de películas a las productoras estadounidenses. De esa forma, la sociedad evitó pagar impuestos en Italia. Paralelamente, los desembolsos efectuados por las sociedades instrumentales fueron disimulados, según los fiscales, manipulando la contabilidad de Mediaset.

La prescripción había sido solicitada por los abogados de Berlusconi, quienes, además, pidieron que uno de los delitos principales, el de fraude fiscal, fuera suprimido porque los hechos relacionados con el uso de dinero negro habían sido cometidos fuera de Italia. Los magistrados aceptaron los argumentos de los abogados acerca de la prescripción, pero establecieron que la hipótesis de delito fiscal se mantenía en pie aunque las transacciones se hubieran realizado en otros países, y fijaron la próxima sesión para el 26 de enero.

Prórrogas y apelaciones

La estrategia de Silvio Berlusconi y los demás acusados consiste en prolongar el juicio todo lo posible, porque calculan que en noviembre próximo habrán prescrito también los demás delitos. Si no es así, bastará una apelación para completar el plazo, variable según los delitos.

El caso Mediaset ha generado otro juicio paralelo por corrupción, en el que los principales implicados son el propio Berlusconi y David Mills, el abogado de Londres que le ayudó a crear la red de sociedades instrumentales en distintos paraísos fiscales. Los fiscales acusan al ex presidente del Gobierno italiano de haber pagado 600.000 dólares (464.000 euros) a Mills para que prestara falso testimonio durante la fase instructoria del caso. Mills declaró que no recordaba nada acerca de su trabajo para Berlusconi. Pero en un memorando de 2004 dirigido a sus compañeros de bufete reconoció que "habría metido a B. en un mar de problemas si hubiera dicho todo lo que sabía" y agregó que había recibido 600.000 dólares como "premio" por parte de Berlusconi.

El texto del memorando llegó a la fiscalía de Milán, que volvió a convocarle. Mills admitió entonces que había tratado de proteger a Silvio Berlusconi "en la medida de lo posible", pero negó haber mentido en sus anteriores declaraciones.