Los secretos del pueblo tranquilo
Vegas del Genil ha duplicado su población en la última década, pero, según sus vecinos, sigue siendo un buen sitio para descansar
Cuando el padre de María Jesús Rovira era alcalde de Belicena (Granada), durante 17 años justo al acabar la Guerra, el pueblo tenía 166 habitantes. Hoy suman 5.795 según el censo oficial y alrededor de 8.000 según los cálculos del alcalde, el socialista Francisco Mendoza. Si bien es cierto que Belicena no es hoy un pueblo sino uno de los tres barrios de Vegas del Genil, un municipio surgido a mediados de los setenta de la fusión de Belicena, Purchil y Ambroz.
De la fusión surgió hace 25 años un pueblo de más de un millar de habitantes, pero el gran salto demográfico se ha dado en la última década, cuando Vegas del Genil ha pasado de tener 2.753 habitantes en 1996 a los casi 6.000 registrados actualmente de forma oficial. Ubicado a 12 kilómetros de la capital, las cifras le sitúan como el municipio granadino que más ha crecido en la última década. "Hay otros como Armilla, Cúllar-Vega o Churriana que están más cerca de Granada y crecieron antes que nosotros. Pero ya están más saturados y lo hemos sabido aprovechar", explica el primer edil. Los secretos de su éxito: la tranquilidad y el precio del suelo. "No hemos paralizado el mercado, hemos intentado, respetando siempre la legalidad, agilizar los trámites a los promotores".
El presupuesto municipal se ha multiplicado por 17 en los últimos 12 años
El paisaje de casas bajas, con cortinas en las puertas y preferiblemente blancas que impera en la parte más antigua de los tres barrios, se transforma en las zonas modernas en un hormiguero de viviendas unifamiliares con jardín y dos alturas. A media mañana de un día de diario, los nuevos barrios tienen algo de ciudad fantasma. No hay coches aparcados, no se oyen voces y las señales más determinantes de que una casa está habitada son las macetas de las ventanas y el Papá Noel de trapo que escala por casi la mitad de las fachadas, tejados y puertas.
Pero esta paz ambiental, más que resultar desoladora es justo lo que aseguran que venían buscando muchos de los nuevos vecinos. "Lo mejor es la tranquilidad", dice Eva María López, de 30 años, que hace uno se mudó a Vegas de Genil con su pareja y su hija de siete años. "Aquí se descansa de verdad", asegura. Los más mayores, como María Jesús Rovira, la hija del ex alcalde, lo confirman: "Este pueblo nunca ha tenido vida. Si querías vida te tenías que ir a otro. Pero se vive muy tranquilo".
Pero aunque para divertirse haya que coger el coche, las familias más jóvenes han llegado a Vegas de Genil atraídas, en muchos casos, porque el precio de las viviendas es algo inferior al de otros pueblos del área metropolitana. La casa de Eva María, un enorme pareado de ladrillo marrón, le costó algo menos de 140.000 euros. "Por ese precio ya no encontrabas nada así en otro sitio", dice.
Lucía Ortiz, otra joven madre de dos niños que llegó al pueblo hace tres años, coincide en destacar el precio de las casas y la tranquilidad como las grandes virtudes del municipio. Y en las carencias también hay unanimidad: faltan supermercados. "Hay sólo uno y no muy grande. Tienes que coger el coche para hacer una compra".
El alcalde reconoce que es en lo que están más cortos. Su propio hijo abrió uno el año pasado y lo tuvo que cerrar porque perdía dinero. "La gente busca las grandes superficies, que son más baratas, aunque se tenga que ir al pueblo de al lado". No obstante, el problema se resolverá pronto porque, asegura, ya hay dos grandes cadenas interesadas en instalarse allí.
Respecto al resto de servicios, el primer edil sostiene que han crecido paralelos al número de habitantes. Como también lo ha hecho el presupuesto municipal: en su primer mandato, hace 12 años, Mendoza firmó unas cuentas de 87 millones de pesetas (522.000 euros). Las que han presentado para 2007, de nueve millones de euros, multiplican por 17 esa cifra.
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