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China amplía el control de la música en Internet

El Ministerio de Cultura autoriza y puede censurar la distribución en la Red y en móviles

El Gobierno chino ha dado un nuevo paso en su afán por controlar y limitar el acceso que tienen sus ciudadanos a la cultura, especialmente si viene del extranjero. Pekín ha hecho pública esta semana una nueva normativa, que exige que cualquier música importada que sea distribuida en el país a través de Internet debe contar con la aprobación previa del Ministerio de Cultura. Las compañías que quieran ofrecer canciones foráneas en sus páginas web estarán obligadas a facilitarlas al ministerio, que podrá censurarlas.

Las autoridades extienden así a la Red una práctica que ya aplican a los discos y los conciertos de los artistas extranjeros, quienes deben presentar una lista de su repertorio con las letras traducidas al chino. En 2002, el recopilatorio 40 Licks, de los Rolling Stones, editado en China se quedó en 36 licks después de que las canciones Brown sugar, Honky Tonk, Beast of burden y Let's spend the night together fueran prohibidas por ser consideradas demasiado explícitas. La tijera también suele ser aplicada a los libros y películas llegados de fuera, a veces sin el conocimiento de sus autores.

La nueva normativa afecta tanto a las páginas web que ofrecen música y posibilidad de efectuar descargas como a las compañías telefónicas que distribuyen canciones a través del móvil. Según el Ministerio de Cultura, el objetivo es promover un crecimiento "civilizado y saludable" de Internet y proteger a las empresas chinas, que han perdido mercado ante la oferta extranjera. El Gobierno ha prohibido también el establecimiento de sociedades de distribución de música por la Red financiadas con capital foráneo.

La regulación establece que la música para Internet sólo podrá ser importada por entidades legales aprobadas por el ministerio, y señala, según la agencia Xinhua, que las canciones compuestas por internautas sin ánimo de lucro "deberán ser supervisadas más estrechamente". Pekín asegura que, además de un rápido crecimiento, este mercado adolece de problemas como "contenidos que van contra las tradiciones étnicas y que afectan a la estabilidad social".

El Gobierno pretende al mismo tiempo poner freno a la creciente piratería musical en Internet, que ha venido a sumarse a la que impera en los soportes físicos. Los CD falsos están disponibles por todos lados: en la calle, en los bares, en restaurantes, e incluso en las tiendas, donde a veces es difícil distinguir qué discos son originales y cuáles piratas.

Lo mismo ocurre con las películas en DVD. Se estima que el 93% de las que se venden en China -donde se pueden adquirir las mejores producciones de todo el mundo, a los pocos días de haber sido estrenadas, por menos de un euro- son piratas.

El problema se ve favorecido por el escaso número de filmes extranjeros que llegan a las salas de cine -20 al año-, según ha asegurado la semana pasada en Pekín Michael C. Ellis, vicepresidente para Asia de Motion Picture Association, organismo que agrupa a los siete mayores estudios de Hollywood. "No habrá progreso hasta que [las autoridades chinas] abran el mercado y construyan una industria cinematográfica legítima en la que pueda entrar todo el mundo. Hasta que eso ocurra, existirá un vacío que será rellenado con productos piratas", afirmó.

Pekín también controlará el contenido de los juegos en red -muy populares entre los jóvenes-, ya que, según dice, algunos son pornográficos o demasiado violentos y otros "contienen material religioso sensible, y se refieren a disputas territoriales

[en una velada referencia a Taiwan, que China considera parte de su territorio]".

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