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El Equipo Crónica, Sorolla y las cosas de La Habana

Cosas del Caribe. Y de un Caribe delirante y florido, con socialismo incluido, como es el cubano. En el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana se exhibe desde el jueves una gran exposición del Equipo Crónica de la colección del IVAM que lleva 21 meses recorriendo América -Asunción, Buenos Aires, Rosario, Santiago de Chile, São Paulo, Bogotá, México DF-. En la capital cubana, las 45 obras de Manolo Valdés y Rafael Solbes que componen la muestra itinerante se exponen en una de las principales salas del Museo de Bellas Artes, famoso por albergar una de las mejores colecciones de Joaquín Sorolla que existen fuera de España.

Resulta que en la estancia donde se exhiben las obras -incluidas 16 pinturas fechadas entre 1966 y 1980 y pertenecientes a algunas de las series más conocidas-, la mejor pared y la que el público primero halla muestra Sorolla como pretexto (homenaje a Sorolla), tríptico de más de tres metros y medio de anchura que juega con la conocida pintura del pintor valenciano El balandrito (1909).

En el primero de los paneles Valdés y Solbes copiaron el cuadro de Sorolla -que representa una escena de playa en la que un niño juega con un barquito dentro del agua- como si hubiera sido hecho con lápices de colores. En el segundo, se ha sustituido el lápiz por un pincel y en el último la escena ha sido sustituida por un mapa de La Malvarrosa, encima del cual una fotografía muestra a tres pequeños jugando sobre la arena y el agua.

Espíritu

Ocurre que, justo en el piso superior, en la sala de Arte Español, un fabuloso cuadro de Sorolla, Verano (1904), perteneciente a la colección que el museo exhibe de forma permanente, reproduce una escena muy parecida a la de Sorolla como pretexto. Gran parte del público, creyendo que se trataba del que inspiró al Equipo Crónica, subió a la segunda planta para comparar. En Verano, son tres niñas y un niño los que juegan en el agua, aunque el espíritu es el mismo.

Sin embargo, no hubo decepción: la fuerza de Sorolla atrapó tanto como la del Equipo Crónica. Más chocante para algunos fue no encontrar en la exposición del IVAM Fidel Castro (1967), una ironía en la que el líder cubano aparece disfrazado de Papa Noel. Según el catálogo, era algo así como decir "éste es un buen regalo de Navidad para los imperialistas". Por cierto, para 1967 Castro ya había abolido la Navidad en su país, y hoy, cuando el líder cubano convalece de una grave enfermedad, nadie quería creer que la ausencia de la obra era casual. Lo cierto es que Fidel Castro sí pertenece a los fondos del IVAM, pero no ha peregrinado por ninguna ciudad de América en esta muestra itinerante.

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