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Josep Lluís Mateo transforma la imagen de la sede del Banc Sabadell

La sede histórica de la entidad ha sido reformada y modernizada

El 26 de junio de 1954, el Banc Sabadell, que este año celebra el 125º aniversario de su creación, inauguró su primera oficina en propiedad en la plaza de Sant Roc, entre el Ayuntamiento y el antiguo ateneo de la ciudad vallesana de la que toma el nombre. Para festejar el aniversario, el edificio, diseñado por el arquitecto modernista Lluís Bonet i Garí, ha sido reformado y modernizado por Josep Lluís Mateo.

Cuando la primera sede en propiedad fue inaugurada, fue bendecida con toda la pompa. El edificio, de fachada clásica y algo aparatosa, impresionaba: eran más de 3.000 metros cuadrados con interiores de mármol, madera, metal y cristales con motivos artísticos, en pleno centro de la ciudad. Ahora se le ha querido dar una nueva imagen y el encargado de convertir aquel espacio cerrado y algo oscuro en un patio de operaciones con límites diáfanos y mucha luz ha sido el arquitecto Josep Lluís Mateo.

El autor del Centro de Convenciones del Fórum de Barcelona y de la nueva sede Regional del Bundesbank en Chemnitz asegura que el reto ha sido la "complicada relación viejo-nuevo, exterior-interior" y destaca la importancia que ha tenido "poder controlar la luz". Ha ayudado el impresionante tragaluz que cubre el espacio de atención al público: un mosaico de vidrio, formado por 80 piezas, de 205 por 70 centímetros, "de texturas dispares que absorben y proyectan la luz de distintas maneras". Además, el tragaluz tiene otras funciones más prácticas: hay dos capas, y entre ellas una cámara que absorbe todos los sonidos y actúa como aislamiento térmico. Entre otras cosas se evita el "efecto tambor" de la lluvia al golpear el techo.

Uno de los quebraderos de cabeza de Mateo era cómo lograr que los límites no lo parecieran. Lo consiguen los materiales traslúcidos que se han utilizado para las ventanas y los espejos de las mesas. El acceso también ha sido renovado, las dos antiguas ventanas se han convertido en puertas, las escaleras han desaparecido, la madera ha dado paso a sofisticados sistemas de seguridad, y un porche diáfano da la bienvenida a los clientes.

Mateo señala el esfuerzo que se ha hecho para conservar las señas de identidad del edificio, considerado la sede histórica del banco creado el fin de año de 1881 por un grupo de empresarios textiles, comerciantes y propietarios agrícolas para financiar la industria local. Entre ellas, las formas geométricas del suelo y las columnas con capiteles de latón. Si en la parte pública se imponen los grandes espacios, en los despachos el arquitecto ha querido dar una sensación de intimidad, casi de "confidencialidad", con suelos de parqué y techos bajos. En la segunda planta llama la atención el mural L'inici, del artista Jordi Teixidor. Son formas geométricas que, en cierto modo, dibujan un mapa de ruta del espacio.

Seguramente la parte más complicada -el objetivo era dotarla de calidez- han sido los sótanos. Es el lugar en el que hay más pasillos y donde se guardan las cajas de seguridad. Por eso Mateo ha diseñado una mesa, en la entrada, en forma de lingote. La renovación ha costado 5.3 millones de euros y ha durado un año.

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