Todo se mueve en Oriente Próximo
Todo se mueve en Oriente Próximo, y a un ritmo vertiginoso en las últimas semanas. Y, probablemente, por motivos ajenos al conflicto israelo-palestino. Altos funcionarios estadounidenses han viajado incesantemente en las últimas semanas a los países árabes aliados; el presidente George W. Bush aterriza mañana en Jordania para reunirse con el primer ministro iraquí; el todavía jefe de Gobierno palestino, Ismail Haniya, emprende en breve un viaje oficial que le conducirá a El Cairo, Damasco y Teherán. Las cumbres de dirigentes de Irak, Irán, los ricos Estados del Golfo y Egipto se suceden a diario.
Todo se mueve en Oriente Próximo y nada indica que en la buena dirección. Muchos expertos israelíes escriben que Israel debe prepararse para una guerra el año entrante. La creen inevitable. Un conflicto en el que podrían verse implicados Siria, Líbano, Irán. ¿Quién sabe? Lo que resulta evidente es que Israel ha cambiado en las últimas semanas el tono de sus amenazas contra el régimen de los ayatolás. Hasta hace un par de meses, los gobernantes hebreos habían dejado el asunto del programa atómico iraní en manos de Washington y de la Unión Europea. Hoy no cesan de advertir que la bomba en manos de Teherán es una amenaza que no piensan tolerar. Y como ministro de Asuntos Estratégicos ha sido nombrado Avigdor Lieberman, un extremista que en ningún caso va a templar ánimos.
Es la misma sensación que se aprecia en los ambientes políticos de Líbano. Nadie sabe cómo ni cuándo estallará, pero están convencidos de que sucederá. Y si no es un conflicto entre Estados, bien podría tratarse de contiendas civiles, a las que tampoco serían ajenos los países vecinos. Lo advirtió ayer el rey Abdalá de Jordania aludiendo a los territorios palestinos, Líbano e Irak. Si es que en Irak no la sufren ya. "Podemos tener tres guerras civiles entre manos. Es hora de que demos un decidido paso adelante y que la comunidad internacional se asegure de impedir en Oriente Próximo una crisis tremenda que temo y veo posible en 2007", declaró el monarca a la cadena estadounidense ABC.
