"Viena tiene que abrir sus fosas"
El dramaturgo Peter Sellars estrena 'La pasión de Simone Weill', homenaje a la filósofa en los actos del Año Mozart
En el Jugendstiltheater de Viena están en plena marcha los preparativos para el estreno mundial, este domingo, de La pasión de Simone Weill. Durante una pausa del ensayo, Peter Sellars, director artístico de la ópera compuesta por la finlandesa Kaija Saariaho, según un libreto del libanés Amin Maalouf, explica que "lo que ha escrito Maalouf es un viacrucis de quince estaciones en la vida de una mujer judía. El resultado es una pasión de alguien cuya muerte es tan importante como su vida. Como Jesús". Maalouf, Sellars y Saariaho realizan su tercera ópera juntos para rendir homenaje a la filósofa Simone Weill (1909 - 1943) en un contexto muy particular.
El teatro se confunde entre los demás pabellones del hospital piquiátrico Baumgarnterhöhe, sobre una ladera de los bosques de Viena. Aquí, en los mismos edificios que se construyeron en fino estilo modernista a principios del siglo XX con el objetivo de dar un espacio digno a los enfermos mentales, los nazis practicaron la eutanasia y mataron a miles de adultos y niños discapacitados. "Es un lugar lleno de contradicciones que combina el idealismo de los constructores con el sufrimiento de los enfermos y la muerte de los niños. Hace pensar en la fragilidad. Por eso lo he elegido para esta obra sobre una mujer que murió por solidaridad con los niños franceses de los campos de exterminio".
Según Sellars, la vida de Weill en la obra de Maalouf "se puede ver como una quiebra o una revelación, su muerte como suicidio o acto de gracia. Depende de la mirada. Su figura representa santidad, entrega y generosidad, o bien egoismo, incapacidad de vivir en la socidad". Elocuente, el dramaturgo, se expresa con énfasis y suavidad a la vez, entrelazando tiempos, mezclando religión con política y Simone Weill con Wolfgang Amadeo Mozart. "Weill, una de las filósofas más importantes de la historia, tuvo una una biografía dolorosa y a la vez hermosa, hasta que murió a los 34 años. Mozart murió a los 35. Son dos historias de vidas excepcionales, terminadas de forma chocante. Mozart, tan celebrado en su época, acabó su vida enterrado en una fosa común".
Que Sellars hable de la conexión con Mozart no es casual, dado que estrena la ópera sobre Simone Weill en el marco de su propio festival New Crowned Hope, concebido para cerrar en la capital austriaca el año de conmemoración del 250 aniversario del nacimiento de Mozart. La ciudad de Viena, que él considera "hoy, a diferencia de hace quince años, una de las ciudades más progresistas de Europa" otorgó a Sellars un generoso presupuesto de diez millones de euros para realizar durante un mes, hasta el 13 de diciembre, un festival de cultura de vanguardia inspirado de alguna manera en el genio musical.
Como respuesta, el dramaturgo nacido en Pittsburgh (EE UU) coordinó a artistas del mundo entero, privilegiando a los de países en vías de desarrollo, un programa multicultural con pretensiones de crítica política y social. Casi no se escucha ni una nota de Mozart en este festival que presenta variados espectáculos y exposiciones de artes visuales, conciertos de etno-pop y jazz, baile, ópera e incluso cine.
"Cuando me invitaron a Viena a hacer el festival, respondí que la ciudad de Salzburgo puede contar la historia del niño prodigio, pero Viena tiene que hablar de la historia de alguien enterrado en una fosa común. Viena tiene que abrir sus fosas, tiene que hablar de los ciudadanos más pobres, de la gente enterrada sin nombres" Sellars no ha querido ocuparse del hombre ni del artista Mozart sino "de los temas a los que él se dedicó en los últimos años de su vida". En base a sus obras tardías, La flauta mágica, La clemencia de Tito y el Réquiem, Sellars eligió tres tópicos -magia y transformación, verdad y reconciliación y ceremonias para la muerte- para encargar proyectos a muchos artistas que rara vez son reclutados para grandes escenarios. En regiones que padecen "guerras civiles, genocidios o dictaduras sostenidas por Estados Unidos, como Congo, Camboya o países árabes", Sellars dice encontrar hoy artistas con "voces fuertes, progresistas y visionarias", comparables a las de Mozart y su generación de masones. El director del festival destaca que en aquella época Mozart era muy activo en la masonería, que "trabajaba a favor de "una Europa sin reyes, igualdad a través de las clases sociales y libertad de expresión".
El nombre del festival, New Crowned Hope (esperanza nuevamente coronada), es el nombre de la logia masónica cofundada por Mozart a finales de su vida. "Después de la Revolución Francesa, se prohibieron las logias en el imperio de Austria. Un grupo de ciudadanos convenció entonces al emperador de dejar al menos una única logia abierta. Entre ellos estaba Mozart. El nombre de la nueva logia es significativo. La llamaron Esperanza Nuevamente Coronada, como una antorcha de confianza nuevas generaciones". Sellars optó por la versión del nombre en inglés " porque New Crowned Hope suena a marca de cerveza jamaicana y me gusta el reggae". En su opinión, el espíritu que caracterizó aquella logia se necesita ahora con urgencia, debido al "ridículo invento del choque de civilizaciones, a esa política lanzada por Washington, que amenaza con eliminar toda la esperanza que teníamos para nuestro siglo".
El programa del festival incluye una coreografía a modo de réquiem para víctimas de la guerra, del bailarín congolés Faustin Linyekula, un espectáculo de danza contemporánea inspirado en La flauta mágica, de la coreógrafa camboyana Sophiline Cheam Shapiro y otro ballet de la compañía de danza de Mark Morris, que es el único que se entrega de lleno a la música original de Mozart, interpretada por la Camerata de Salzburgo. Además, por encargo del festival, han sido producidas siete películas de cine, entre las que figura Half Moon del iraní Bahman Ghobadi, que obtuvo la Concha de Oro en el último festival de San Sebastián.
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