El veto de Polonia destapa el abismo entre Rusia y la UE

El veto de Varsovia a la negociación de un amplio y ambicioso acuerdo comunitario con Rusia ha destapado otros problemas más profundos entre Moscú y Bruselas. El presidente ruso, Vladímir Putin, expresó anoche en Helsinki su frustración por no haber sido consultado por el ingreso de Bulgaria y Rumania, que se incorporarán a la UE el próximo 1 de enero. Putin vinculó este desaire con el veto que Rusia quiere imponer a las importaciones de carne europea.

Esta nueva discrepancia se suma a sus dificultades. La UE ya llegaba dividida a la cumbre con Rusia, que se celebra hoy en la capital finlandesa.

Los ministros de Exteriores de Los Veinticinco, realizaron ayer en Bruselas un último intento de lograr un consenso para iniciar la negociación de un nuevo Acuerdo Marco de Cooperación con Rusia para sustituir al que expira el 1 de diciembre de 2007. Energía y derechos humanos son los dos escollos fundamentales en el camino hacia el nuevo tratado. Sobre este último tema, el presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, ha exigido a los negociadores comunitarios, que planteen a Putin, la situación de los derechos humanos en Rusia. En sendas cartas al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, y al primer ministro finlandés Matti Vanhanen, Borrell recordó la reciente decisión de la Eurocámara de pedir una investigación rigurosa de la muerte de la periodista Anna Politkóvskaya y otros casos de acoso y asesinato.

Barroso y Vanhanen intentaron infructuosamente convencer al primer ministro polaco, Jaroslaw Kaczynski, de que levantara el veto. El jefe de Ejecutivo comunitario, ofreció "toda la solidaridad" de la UE a Polonia ante su pulso con Rusia. Varsovia se niega a dar su brazo a torcer hasta que Moscú no autorice sus exportaciones de carne y productos vegetales. El malestar polaco en última instancia se debe a la marginación que supone la construcción de un gaseoducto que unirá directamente Rusia y Alemania, pasando por el fondo del Báltico. El gaseoducto invalida las palancas de presión que Polonia tiene hoy como territorio de tránsito de la energía Rusia.

"Las discusiones con Polonia no se extienden a toda la UE", dijo Putin. "No tenemos queja de la calidad de los productos polacos", añadió. En su opinión el problema es que las autoridades polacas no pueden administrar debidamente los productos cárnicos de otros países, prohibidos por Rusia. Según Putin "las autoridades polacas no deben defender a los estafadores interesados en ganar dinero sino proteger a sus productores".

Fuentes diplomáticas comunitarias indicaron que varios países europeos tratan de satisfacer a los polacos ofreciéndoles la firma de dos documentos internos, por los que la UE se comprometería a presionar a Rusia para que levantara el veto a Polonia en el plazo de 50 días y diera un trato igual en materia energética a todos los países.Otras fuentes tanto comunitarias como rusas han quitado relevancia al aplazamiento del inicio de las negociaciones. Medios rusos opinan que la UE se ha sumado al carro de quienes creen que hay que esperar a la sucesión de Vladímir Putin, en 2008, para concluir acuerdos serios con Moscú, donde los distintos grupos de presión presentes en el Kremlin toman posiciones para el relevo.