A solas con el duende

Desde luego hay que tener toneladas de valor y altas dosis de confianza para poner a una película comercial un título como ¿Por qué se frotan las patitas?, una de esas denominaciones que pueden llevar al público a huir despavorido ante semejante originalidad, o a que la película saque la cabeza ante tanta oferta de molde gracias a un espíritu cafre, insólito y peculiar.
Álvaro Begines, ex componente del grupo musical No Me Pises Que Llevo Chanclas, es el alma máter de esta extraña tragicomedia musical, irregular y desequilibrada, pero con la simpatía ganando terreno casi en todo momento, que en una definición quizá algo restrictiva vendría a ser un cruce entre el musical gamberro nada preciosista de El otro lado de la cama, la tragedia social de Solas y el alborotador humor del Pasodoble escrito por José Luis García Sánchez y Rafael Azcona en 1988. La historia de un hombre al que en el espacio de unas horas abandonan las tres mujeres de su vida (su esposa, su madre y su hija) viene aderezada por constantes números musicales, no siempre bien integrados en la trama, con versiones de famosísimas canciones, interpretadas por gente como Carmen Linares, Pastora Soler o Raimundo Amador. Mitad homenaje a la mujer trabajadora, mitad celebración de la esencia libertaria un tanto carente de base ideológica del movimiento okupa, ¿Por qué se frotan las patitas? va provocando sonrisas cómplices, brillantes carcajadas, miradas de estupefacción y hasta muecas de vergüenza ajena, según dominen en su trama la sencillez y la gracia más mundanas, o la bochornosa astracanada de la trama con la que deben lidiar Manuel Morón y Ana Wagener.
¿POR QUÉ SE FROTAN LAS PATITAS?
Dirección: Álvaro Begines. Intérpretes: Lola Herrera, Raúl Arévalo, Antonio Dechent, Carlos Álvarez-Novoa. Género: tragicomedia musical. España, 2006. Duración: 100 minutos.
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