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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Impacto positivo

La inmigración ha tenido una influencia decisiva en el crecimiento de la economía española y en el del empleo, y también en el superávit de las cuentas públicas. Frente a tópicos muy arraigados, los trabajadores inmigrantes han dinamizado la economía española de tal manera que, lejos de quitar trabajo a los nativos, han contribuido a reducir el paro. Así se deduce de un estudio elaborado por la Oficina Económica de Presidencia, presentado por quien la ha encabezado hasta ahora, el economista Miguel Sebastián, que deja esa ocupación para presentarse como candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid.

Precisando lo que ya habían adelantado otros estudios recientes, como el de Caixa de Catalunya de agosto pasado, el nuevo informe atribuye a la inmigración la mitad del crecimiento del PIB español desde 2001. Con el dato adicional de que la dedicación del 15% del total de los nuevos inmigrantes a tareas domésticas ha permitido la incorporación al mercado laboral de cerca de millón y medio de españolas, en su mayoría pertenecientes a las generaciones del baby boom de los años sesenta y setenta del siglo pasado.

Del informe también se deduce que la economía española (unida a la todavía no muy alta densidad de población) tiene capacidad para seguir incorporando inmigrantes a razón de unos 200.000 al año. El balance entre lo que esos trabajadores aportan a las cuentas del Estado en impuestos y cuotas a la Seguridad Social y lo que reciben en servicios públicos es netamente positivo, y uno de los factores del superávit presupuestario actual. Así seguirá siendo durante bastantes años, aunque queda abierta la incógnita sobre lo que ocurrirá cuando esas generaciones alcancen la edad de jubilación, a partir de 2030.

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Los inmigrantes están preferentemente ocupados en la construcción y servicios, sectores intensivos en mano de obra, lo que tiene un impacto negativo sobre la productividad. Miguel Sebastián, principal inspirador del programa económico del PSOE, ha defendido que el futuro de la economía española depende de su capacidad para sustituir el modelo de crecimiento apoyado en mano de obra barata (inmigración y empleo precario de los jóvenes) por uno que mejore la relación capital-trabajo. Y ello depende de las inversiones en I+D, objetivo central del Programa Nacional de Reformas presentado hace un año a la Comisión Europea y que aspira a aumentar esas inversiones hasta el 2% del PIB, que es la media de los 15 países de la UE antes de la última ampliación.

Pero incluso para que ello sea posible, es un factor decisivo el mantenimiento del dinamismo aportado por la mano de obra inmigrante.

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