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El fascinante juego de tres grandes actores en 'Play Strindberg'

Lavaudant dirige la obra de Dürrematt con Espert, Homar y Gómez en La Abadía

Jesús Ruiz Mantilla

Decía el mismo Friedrich Dürrematt, dramaturgo suizo imprescindible del siglo pasado, que Play Strindberg era "una comedia sobre la tragedia del matrimonio". Fundamentalmente de eso se trataba este malvado divertimento parido para actores de raza, aparte del juego que su propio nombre indica, o una reinterpretación que reinventa y moderniza lo que ya de por sí era una obra maestra de August Strindberg, Danza macabra, escrita en 1900.

El caso es que esa puesta al día del clásico hecha por Dürrematt 68 años después de que la perfilara Strindberg es la que ha unido por primera vez en escena a tres grandes del teatro español como son Núria Espert, Lluís Homar y José Luis Gómez. A partir de hoy, hasta el 17 de diciembre, dirigidos por Georges Lavaudant, prestigioso responsable del Teatro Odeon de París, los tres dan vida al vitriolo de ese texto en el teatro de La Abadía, en Madrid.

Lo definen como comedia, pero de las buenas, de las que bordea la línea de la desesperación y te hace huir de esa frontera con algunas carcajadas nada inocentes. De las que en varios momentos congela la sonrisa y deja poso amargo, incluso desolador. Tanto que ni siquiera algunos de los implicados en este proyecto, uno de los más atractivos de la temporada madrileña, comparten la visión demasiado salvaje que tiene Dürrematt, el fascinante autor de El regreso de la vieja dama, del matrimonio. Es el caso de José Luis Gómez. "Yo soy de los que pienso que además de ser una catástrofe, esa unión puede ser también algo muy constructivo, una auténtica escuela de convivencia", afirma.

Lavaudant comparte con Dürrematt la eficacia del experimento de su relectura. "Lo que él hace es observar con distancia el realismo atormentado de Strindberg y lo pasa por la pista de Brecht e Ionesco", afirma el director. Junto a esos otros dos revolucionarios de la escena mundial, el autor suizo da una vuelta de tuerca más. "Lo convierte en una tragedia del lenguaje en la que los actores se devuelven sobre la escena las frases como pelotas en un partido de tenis", cuenta el francés. "Dürrematt consigue con su reescritura desempolvar ciertas cosas, ese toque de tragedia con terciopelo rojo que despide la obra de Strindberg no está en la versión más moderna, aunque Dürrematt reconoce la huella del padre desde el mismo título", añade Gómez.

Matrimonio aislado

El resultado de esta historia sobre un matrimonio aislado -Espert y Gómez- que recibe a un forastero -Homar- como el agua fresca que necesitan sus vidas, es un espectáculo que hurga del modo más puro, con una escenografía limpia -planteada por Jean-Pierre Vergier- y fiel a las notas de Dürrematt, en los abismos y las atracciones fatales de la relación entre hombres y mujeres. Aunque lo hace de forma sutil y compleja. "La obra no es tan sencilla como parece", apunta Lavaudant. Aunque el director consigue los resultados que pretende con buenas artes y un trabajo abierto que ha dejado impactados a los tres actores, que a su vez han firmado también como directores de escena.

En algunos casos, Lavaudant] ha conseguido metas inauditas: "Me ha convertido a estas alturas del partido en una actriz diferente", contaba ayer Espert en el teatro de La Abadía. "He aprendido mucho de Lavaudant, sobre todo cómo montar el espectáculo que tú deseas diciéndoles a los actores que te proponen algo que lo hagan si quieren".

Homar es el único que conocía a fondo los métodos del director francés, que desde hace 10 años es responsable del Odeon. "Ésta es la tercera vez que trabajo con él", asegura el gran actor catalán, de la cantera del Teatre Lliure, que se hizo más famoso para el público a raíz de su papel en La mala educación, de Almodóvar. "Con él hice un montaje histórico en el teatro francés que fue Los gigantes de la montaña, de Pirandello".

Núria Espert, sin embargo, nunca se había cruzado con Lavaudant. Hasta que vio un espectáculo suyo en París. "Fue La rosa y el hacha, basado en Shakespeare y me dejó impactada. Justo después me propuso José Luis Gómez hacer este espectáculo y me entusiasmó la idea", dice Espert.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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