Imaginario del sexo con cuernos
Siempre elegante (aun cuando escupe al aire), Daniel Abreu viaja a su madurez y hacia el espejo. Si antes fue un pedrusco real, ahora su romance material es con un palo, un madero fálico, sugerente, útil. La materia recurrente de la naturaleza, sus testigos, sirven al intérprete como apoyo, esa logística que antes fue la capa y la espada.
Gestual sobre una pantomima sugerente y casi gráfica que le une al pop conceptual, Abreu madura en los factores teatrales de su trabajo y se nota muchísimo su paso y fogueo por grupos de teatro. Los aforamientos oportunos, los silencios, los oscuros encadenan las escenas muy pensadas, tan cerebrales como físicas, tan líricas como crueles.
Al principio se le echa en falta una cierta dinámica espacial, pero después recupera con creces el dominio de la planimetría en ese estrecho rectángulo mágico que es El Canto de la Cabra.
Compañía Daniel Abreu
Perro. Coreografía e interpretación: Daniel Abreu; música: Max Ritcher, Piano Magic, Skyphone. Teatro El Canto de la Cabra, Madrid, 11 de noviembre.
Figuras torturadas
La luz cenital le baña oportunamente y le obliga a potenciar figuras torturadas y potentes hasta llegar al desnudo, reflexivo y plástico a la vez, donde desgarra la esencia argumental hasta un dramma giocoso, intenso monólogo donde todo se dice sin una sola sílaba, como en la Música sin palabras de Mendelssohn. Es la zona más fuerte de la obra, tan honesta, y donde está su raíz y justificación.
Pocas veces el crítico debe calificar a priori los trabajos noveles. A pesar de su experiencia de bailarín, Daniel Abreu lo es en la creación. Sus solos hasta hoy (y van tres o cuatro) demuestran una progresión que inspira respeto e invita a la mejor observación. Siendo teatral, es medularmente dancístico: un bailarín que escoge el difícil camino del monólogo. Su base coréutica es evidente, su baile, la usufructúa con eficacia y efecto, a profundidad.
Y hablando de baile, Daniel se desplaza desde lo urbano a lo animal, de lo anónimo a lo singular. La expresión es un vehículo hasta el lenguaje y la dureza de su acción, una golpeante búsqueda de autenticidad. El título, Perro, alude al animal de compañía, pero no debemos olvidar que el bailarín está solo, que se enfrenta en solitario a la verdad de su movimiento, de su búsqueda y su propio fantasma.
Babelia
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