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Elecciones legislativas en EE UU

El Pentágono revisa su estrategia en Irak

El presidente George Bush promete escuchar a los demócratas e incorpora a Tony Blair al debate

Bajo la consigna de buscar una "perspectiva renovada" para abordar la guerra, George W. Bush y su equipo de seguridad y defensa se reúnen mañana en Washington con el Grupo de Estudios de Irak, una comisión bipartidista encabezada por el ex secretario de Estado de Bush padre, James Baker, y el ex congresista demócrata Lee Hamilton. La reunión coincide con el anuncio de la revisión que el Pentágono está haciendo -la más profunda desde que empezó la guerra- de la situación en Irak, para "determinar qué es lo que no funciona bien y habría que cambiar", según el general Peter Pace, presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor.

El malestar que la guerra ha producido en el electorado determinó en buena medida la victoria demócrata del pasado martes y el cambio de rumbo en la dirección política del Congreso. Bajo el emocional y partidista debate sobre la seguridad, la guerra y el repliegue de tropas, la Casa Blanca era ya plenamente consciente del callejón sin salida, y tenía lista la salida del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y también su reemplazo por Robert Gates, que no por casualidad pertenecía al Grupo de Estudios. También desde hace seis semanas, los mandos militares -Pace, el general George Casey, responsable del despliegue, y el general John Abizaid, jefe del Mando Central- analizan la situación para recomendar cambios.

Los expertos alertan contra un exceso de optimismo: no existen las opciones mágicas
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Pace no ha sido demasiado explícito: "Tenemos que dar un repaso a fondo a lo que va bien y a lo que va mal, a cuáles son los obstáculos para avanzar y qué deberíamos cambiar de lo que estamos haciendo para garantizar nuestros objetivos. Aplicaremos los cambios necesarios para centrarnos más en los objetivos". Bush aseguró el martes que está abierto a "cualquier idea" que ayude "a lograr los objetivos de derrotar a los terroristas y garantizar el éxito del Gobierno democrático de Irak", y ayer dijo, en su mensaje de radio, que está deseando conocer las propuestas del Grupo y las ideas de los demócratas "sobre la mejor manera de apoyar a las tropas en el frente y sobre cómo ganar la guerra contra el terror".

De estas declaraciones ya se desprende que cuando se profundice un poco más, y se contraste con las recomendaciones del Grupo -que, según lo filtrado, sugerirá intensificar las negociaciones con la insurgencia iraquí e implicar a Siria e Irán en la estabilización de Irak- y con lo que quieren los demócratas -sin ideas claras, pero que van a presionar a favor de la retirada gradual de tropas- surgirán las discrepancias.

Los expertos valoran positivamente la entrada en escena del Grupo, pero advierten contra un exceso de optimismo a la hora de saber qué significa una "perspectiva renovada": "La sustitución de Rumsfeld no significa que de la noche a la mañana vamos a encontrarnos con opciones mágicas para Irak. Quizá haya elementos útiles entre las recomendaciones de Baker, quizá puedan dar cobertura política a unas negociaciones con los países vecinos de Irak, pero la apuesta más segura para el presidente ahora mismo es tratar de evitar a corto plazo, con un número menor de tropas que el actual, que estalle una guerra civil en Irak en los dos próximos años, y dejar después que su sucesor aborde el largo plazo", dice Phil Gordon, de la Brookings Institution.

El Grupo publicará sus conclusiones en las próximas semanas, pero mañana habrá señales más claras, después del encuentro con Bush, con el vicepresidente, Dick Cheney, y el consejero de Seguridad, Stephen Hadley, además de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, el secretario de Defensa saliente, Donald Rumsfeld, el general Pace y los directores de Inteligencia Nacional y de la CIA. El martes, el Grupo tendrá un debate a través de videoconferencia con Tony Blair. La oportunidad de que Blair aporte sus puntos de vista es un gesto de deferencia de Washington hacia su castigado aliado. Londres ya ha emitido señales sobre la necesidad de incorporar a Siria al debate, y podría ejercer de interlocutor de Damasco.

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